
Santiago de Cuba, 20 mar.— Muchos son los recuerdos y los retos que deja el Festival de la Trova Pepe Sánchez en este 2018. Una edición que a todas luces superó anteriores encuentros y demostró que la trova vive en cada espacio de Santiago de Cuba y en el corazón de los cubanos.
Hoy voy a referirme sin embargo a los honores del evento para un sitio que este año llega a sus 50 años de creado y que constituye el lugar adonde todo cultor del género quiere llegar en algún momento de su vida: La Casa de la Trova Pepe Sánchez.

Una historia que a todos encanta y habla de los esfuerzos que se realizan en esta provincia por mantener vivo el género y brindar un espacio a los hacedores de esta sublime forma de cantarle al amor y al desamor.

Llegue también el reconocimiento a otros que desde su función administrativa dieron brillo a esta hermosa idea: Luisa Blanco, quien dedicó gran parte de su vida a esta labor, Mireya Mustelier y Victoria Martínez, por solo mencionar algunos.

Pero hoy la Casa de la Trova “Pepe Sánchez” no es aquel pequeño local donde antaño se reunían los bohemios amantes de la canción; en la actualidad junto al pequeño salón fundacional o la trovita como la llaman muchos, otros locales sirven de escenario a los músicos santiagueros para exponer sus propuestas al público: el Salón principal. El Salón de los Grandes, el Patio de Virgilio.
Sea este Festival de la Trova el inicio de una celebración que dure todo el año y en la cual se dignifique un sitio donde se hace trova a diario y convierte a esta ciudad de Santiago de Cuba en una urbe que encanta a todo el que hasta aquí llega buscando la magia del género.
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