Santiago de Cuba, 13 feb.— Los cambios socioeconómicos que llegan a la comunidad de los Cangrejitos gracias al Proyecto Santiago Arde permiten mejorar la calidad de vida de los moradores de uno de los barrios de más arraigo en la ciudad.
Se extiende acariciando una porción de la rada santiaguera. El sopor propio del Caribe se ve mitigado por la brisa que inunda sus espacios desde la costa hasta la Alameda. Estos son los cangrejitos, una comunidad que pudiera parecer el fin de muchos sitios y calles pero que es la génesis de gente humilde de costumbres costeras y oficios antiguos.
En tiempos recientes un intenso esfuerzo constructivo ha logrado revertir lo básico y hacerlo trascender más allá de la imagen de comunidad simple y tradicional. Urbanizar mucho más los Cangrejitos fue una tarea que requirió el concurso de varias entidades y el de los propios moradores. Hoy no es difícil distinguir donde estuvieron los principales cambios.
Un separador central ubicado al término de la Avenida 24 de febrero popularmente conocida como Trocha, es el principal elemento que se construyó en esta porción. Los arreglos de varias viviendas en los alrededores se sumaron también a las acciones de la zona rematada al final por un restaurante que a orillas del mar diversifica las opciones gastronómicas de la margen este de la bahía.
Los últimos locales inaugurados en la comunidad se tratan de una panadería dulcería y un centro tecnológico. El primero viene acumplir un viejo reclamo para tener en el seno de la colectividad un establecimiento comercial de este tipo, algo que impacta notablemente en la vida de sus moradores.
“Acomoda la vida en el sentido de las distancias y el tiempo. No es lo mismo salir del trabajo e ir hacia Ferreiro o el Reparto Sueño que venir directo a casa pasar por aquí y comprar un pan o dulces y ya estar en el hogar. La calidad es la misma de los otros sitios pero tenerlo a poca distancia es el verdadero beneficio”, dice Yudelis Laffita Maura mientras compra un brazo gitano y algunos panes de formas extrañas y de apariencia brillante.
La pertinencia de un centro tecnológico revaloriza la propia comunidad cuyo centro más emblemático fue por décadas la base de pesca deportiva, también remozada. Ahora conviven las más antiguas tradiciones con el desarrollo informático de la zona gracias a este centro.
“Vengo aquí y lo mismo puedo aprender con esa pizarra que escribe sola y hacer las tareas que jugar con los tablets y las computadoras.
En el aula todos hablamos siempre de este lugar y nuestros ratos libres venimos para acá y pasamos todo el tiempo. Los maestros son buenos. La verdad que estamos aprendiendo mucho”, explica el niño de 11 años Julián Querol Izquierdo.
La comunidad de Los cangrejitos está lejos de ser un portento urbano. Las obras acometidas en esta localidad tampoco buscan desarraigar la esencia que le identifica como lo que es: Un barrio tradicional dedicado a la mar y sus oficios pero con las comodidades de las zonas ás concurridas de la ciudad.
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