Por Esperanza Castellanos Cabrejas
Santiago
de Cuba, 5 jun.— El hombre en su afán de lucro ha desarrollado
prácticas que ponen en peligro la existencia misma en el planeta.
Constantes agresiones a la naturaleza, a través de los años, se han
incrementado de manera rápida y violenta.
Los efectos del cambio
climático se hacen sentir, cada vez más en todo lo que nos rodea.
La búsqueda de un mayor desarrollo
científico, tecnológico y social incide de manera directa en el
agotamiento de recursos físicos y químicos y biológicos muchas veces,
desconocidos o invisibles a simple ojo, pero que están presentes en el
entorno humano.
La
proliferación de gases contaminantes a la atmosfera causados por las
industrias, el vertimiento de desechos sólidos y líquidos en ríos, mares
y en las ciudades, constituyen un riesgo no solo para la salud, sino
también para el medio ambiente. Es preocupante también la intensa sequía
que azota a varios países cuando la seguridad alimentaria para la
población mundial se vuelve en estos tiempos un problema urgente a
resolver, si pretendemos disfrutar de una vida prolongada en el
planeta.
Con el notable crecimiento demográfico, durante los
últimos años, en diversos lugares del mundo se van perdiendo los
espacios naturales que ayudan a la descontaminación ambiental y
favorecen una mejor calidad de vida. La tierra sufre hoy la
desertificación de los suelos, la tala indiscriminada de árboles, y el
uso irracional de materias primas naturales por parte del hombre pone en
riesgo la perdurabilidad humana.
Diversas acciones por parte de
instituciones y organizaciones internacionales se llevan a cabo por
grupos y activistas ambientales en la difícil misión de evitar los
efectos del cambio climático.
Hagamos de nuestro mundo, el
hábitat ideal donde disfrutemos las bondades de la madre tierra.
Conectémonos entonces con la vida y la naturaleza.
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