Santiago de Cuba, 16 mar.— El 16 de marzo de 1957, hace hoy 60 años, la finca El Chorro, del campesino Epifanio Díaz en El Jíbaro, en la Sierra Maestra, fue testigo de otro hecho histórico, cuando fueron recibidos por el Che los 52 revolucionarios que integraron el primer refuerzo enviado por Frank País García a las montañas, en apoyo al Ejército Rebelde, que comenzó a forjarse a partir del 2 de diciembre de 1956, con la llegada del Yate Granma a Cuba.
El envío de este importante refuerzo en
hombres y armas había sido acordado entre el Comandante en Jefe Fidel
Castro y Frank País García, durante la entrevista que sostuvieron entre
el 17 y 19 de febrero de 1957, en la propia finca de Epifanio Díaz,
junto con el resto de los integrantes de la Dirección Nacional del
Movimiento 26 de Julio, ocasión en la cual se produjo también la
entrevista entre el periodista del New York Times, Herbert L. Matthews y
Fidel.
Precisamente, uno de los objetivos fundamentales de la importante reunión fue concretar el apoyo que el Movimiento desde la ciudad debía prestar a la guerrilla, pues si bien ésta había librado ya dos combates victoriosos, La Plata y Llanos del Infierno, ello fue con un reducido grupo que no rebasaba los treinta combatientes y que se vio reducido aún más, después de la emboscada que el ejército tendió a los rebeldes en Altos de Espinosa, el 9 de febrero, debido a la traición del guía Eutimio Guerra.
Tras su regreso a Santiago de Cuba, Frank País se dedicó por entero a la preparación de este refuerzo con los combatientes clandestinos más destacados, la mayoría de ellos del 30 de noviembre, los cuales empezaron a ser enviados hacia Manzanillo en pequeños grupos y concentrados en una finca cercana a la cárcel de esa ciudad, donde existía un tupido marabuzal, que sirvió de campamento provisional a los futuros guerrilleros.
El propio Frank en los primeros días de marzo del 57, entre los días 6 y 8, trasladó hasta El Marabuzal en un camión cargado de naranjas las armas, uniformes y mochilas y otros avituallamientos que portarían los combatientes, encargándose él personalmente durante el tiempo que permaneció en ese lugar, de limpiar las armas, vacunar a los que no lo estaban e instruir en el manejo del armamento a quienes no tenían experiencias.
Ya en la noche del 15 de marzo de 157, los 52 combatientes que integraban este refuerzo, partieron en dos camiones con destino a la finca de Epifanio Díaz, en El Jíbaro, donde llegaron el día 16, debido al mal estado de los caminos que les obligó a marchar un buen trecho a pie. Fueron recibidos por el Che a quien Fidel había encargado de esa tarea, así como de su traslado hacia el firme de la Sierra Maestra, donde se encontrarían con el Comandante en Jefe, el 24 de febrero de 1957.
Precisamente, uno de los objetivos fundamentales de la importante reunión fue concretar el apoyo que el Movimiento desde la ciudad debía prestar a la guerrilla, pues si bien ésta había librado ya dos combates victoriosos, La Plata y Llanos del Infierno, ello fue con un reducido grupo que no rebasaba los treinta combatientes y que se vio reducido aún más, después de la emboscada que el ejército tendió a los rebeldes en Altos de Espinosa, el 9 de febrero, debido a la traición del guía Eutimio Guerra.
Tras su regreso a Santiago de Cuba, Frank País se dedicó por entero a la preparación de este refuerzo con los combatientes clandestinos más destacados, la mayoría de ellos del 30 de noviembre, los cuales empezaron a ser enviados hacia Manzanillo en pequeños grupos y concentrados en una finca cercana a la cárcel de esa ciudad, donde existía un tupido marabuzal, que sirvió de campamento provisional a los futuros guerrilleros.
El propio Frank en los primeros días de marzo del 57, entre los días 6 y 8, trasladó hasta El Marabuzal en un camión cargado de naranjas las armas, uniformes y mochilas y otros avituallamientos que portarían los combatientes, encargándose él personalmente durante el tiempo que permaneció en ese lugar, de limpiar las armas, vacunar a los que no lo estaban e instruir en el manejo del armamento a quienes no tenían experiencias.
Ya en la noche del 15 de marzo de 157, los 52 combatientes que integraban este refuerzo, partieron en dos camiones con destino a la finca de Epifanio Díaz, en El Jíbaro, donde llegaron el día 16, debido al mal estado de los caminos que les obligó a marchar un buen trecho a pie. Fueron recibidos por el Che a quien Fidel había encargado de esa tarea, así como de su traslado hacia el firme de la Sierra Maestra, donde se encontrarían con el Comandante en Jefe, el 24 de febrero de 1957.
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