Santiago de Cuba, 6 mar.— El 6 de marzo de 1959, mediante la Ley 135 del Gobierno Revolucionario de Cuba disponía la rebaja de los alquileres de viviendas hasta en un 50 por ciento, comenzaba a cumplirse lo prometido por la Revolución en el Programa del Moncada, referido a que cada familia cubana dispusiera de una vivienda decorosa de su propiedad.
En el juicio por los sucesos del 26 de
Julio, en octubre de 1953, el Doctor Fidel Castro había planteado que
400 mil familias del campo y la ciudad se hacinaban en barracones,
cuarterías y solares y que dos millones 200 mil personas pagaban
alquileres que consumían entre un quinto y un tercio de sus ingresos.
Por tanto, la rebaja de alquileres de viviendas establecida hace 58 años, permitía un mejor desenvolvimiento económico de las familias cubanas. Ya antes, el 26 de enero de 1959, otra Ley revolucionaria había prohibido el desalojo de sus hogares a aquellos que por cualquier motivo no pudieron pagar los alquileres antes del triunfo revolucionario, práctica que era muy utilizada entonces por los propietarios de casas.
Otro paso seguro hacia el objetivo planteado por el Programa del Moncada fue la creación el 17 de febrero de 1959 del Instituto Nacional de Ahorro y Viviendas, organismo que utilizando como medio de recaudación los bonos de la lotería, financió a partir de ese momento la construcción de miles de viviendas como la de los modernos repartos de La Habana del Este, en la capital, y el Pastorita y 30 de Noviembre, en Santiago de Cuba, por citar algunos ejemplos.
El 14 de octubre de 1960 al promulgarse por el Gobierno Revolucionario la Ley de Reforma Urbana, unas 200 mil familias cubanas obtuvieron de forma inmediata el título de propietarios de sus viviendas, y en los años siguientes, otras 320 mil obtuvieron igual beneficio, dando así total cumplimiento a lo que en ese sentido establecía el Programa del Moncada.
En 1989 fue promulgada la Ley General de la Vivienda que con algunas modificaciones a lo largo de estos años ha cumplido con el principio que el derecho de propiedad personal sobre la vivienda no puede ser mecanismo de enriquecimiento ni de explotación y reserva al Estado la responsabilidad de mediante diversas formas solucionar definitivamente la situación del problema habitacional en el país.
Desde el triunfo de la Revolución en lo adelante la construcción de viviendas ha sido una tarea priorizada y según el último censo realizado en 2012, hoy existen en el país casi cuatro millones de casas, superior en unos 3 millones a las existentes en 1970, cuando se llevó a cabo el primer censo de viviendas de la etapa revolucionaria.
Por tanto, la rebaja de alquileres de viviendas establecida hace 58 años, permitía un mejor desenvolvimiento económico de las familias cubanas. Ya antes, el 26 de enero de 1959, otra Ley revolucionaria había prohibido el desalojo de sus hogares a aquellos que por cualquier motivo no pudieron pagar los alquileres antes del triunfo revolucionario, práctica que era muy utilizada entonces por los propietarios de casas.
Otro paso seguro hacia el objetivo planteado por el Programa del Moncada fue la creación el 17 de febrero de 1959 del Instituto Nacional de Ahorro y Viviendas, organismo que utilizando como medio de recaudación los bonos de la lotería, financió a partir de ese momento la construcción de miles de viviendas como la de los modernos repartos de La Habana del Este, en la capital, y el Pastorita y 30 de Noviembre, en Santiago de Cuba, por citar algunos ejemplos.
El 14 de octubre de 1960 al promulgarse por el Gobierno Revolucionario la Ley de Reforma Urbana, unas 200 mil familias cubanas obtuvieron de forma inmediata el título de propietarios de sus viviendas, y en los años siguientes, otras 320 mil obtuvieron igual beneficio, dando así total cumplimiento a lo que en ese sentido establecía el Programa del Moncada.
En 1989 fue promulgada la Ley General de la Vivienda que con algunas modificaciones a lo largo de estos años ha cumplido con el principio que el derecho de propiedad personal sobre la vivienda no puede ser mecanismo de enriquecimiento ni de explotación y reserva al Estado la responsabilidad de mediante diversas formas solucionar definitivamente la situación del problema habitacional en el país.
Desde el triunfo de la Revolución en lo adelante la construcción de viviendas ha sido una tarea priorizada y según el último censo realizado en 2012, hoy existen en el país casi cuatro millones de casas, superior en unos 3 millones a las existentes en 1970, cuando se llevó a cabo el primer censo de viviendas de la etapa revolucionaria.
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