Santiago de Cuba, 18 sep.— La aplicación de la ciencia y la técnica en la ganadería cubana permite reproducir ganado vacuno con excelentes cualidades biológicas. En la Finca el Alcázar, ubicada en el municipio santiaguero de Contramaestre, se obtienen ejemplares taurinos partiendo del uso de semen preservado desde hace más de 30 años.
Apartada de la carretera central antes
de llegar a Contramaestre, tras amplios portones, ocurren día a día los
que muchos insisten en llamar milagros genéticos. Pero el Alcázar no
tiene nada de divino más allá del empeño de su propietaria María Antonia
Puyol, la verdadera esencia del éxito de esta finca ganadera que con
más de 70 años se ubica entre las mejores de Latinoamérica.
Aquí la prioridad la tiene la diversidad biológica. Es este un verdadero paraíso donde el cariño y el cuidado es la orden del día. En este entorno conviven miles de animales de raza superior que luego se esparcen por toda la geografía cubana. Pero es el ganado mayor uno de los elementos que más distinguen al Alcázar.
En unos vistosos toros Santa Gertrudis y Cebú que se alimentan en una fresca cuadra se materializa la verdadera condición de esta finca. Son ejemplares obtenidos del semen de dos exitosos animales de feria ya desaparecidos, Macanudo y Mancito, quienes aportaron su genética en el año 1977 para que en pleno 2016 aquí siga su descendencia. En este y otros casos no hay milagros, sólo la ciencia y la técnica.
Desde la monta directa hasta la inseminación ambos métodos procuran según sea el caso la mejor fertilización de los animales. Algunos exóticos como los cebraznos ven la luz gracias a lo tradicional mientras para el ganado vacuno se dispone de las pastillas conservadas durante años, en nitrógeno líquido.
Casi mil cabezas de ganado, caballos pura sangre, cerdos, ovejas, conejos y las más diversas aves, todos ellos de genética selecta, permanece esparcidos por esta finca bajo los estrictos controles para su mejor desarrollo y reproducción. Todo el que hasta aquí llega comprende inmediatamente que lejos de los mitos milagrosos en el Alcanzar sólo el trabajo diario, la exigencia y el amor, han logrado este portento productivo.
Aquí la prioridad la tiene la diversidad biológica. Es este un verdadero paraíso donde el cariño y el cuidado es la orden del día. En este entorno conviven miles de animales de raza superior que luego se esparcen por toda la geografía cubana. Pero es el ganado mayor uno de los elementos que más distinguen al Alcázar.
En unos vistosos toros Santa Gertrudis y Cebú que se alimentan en una fresca cuadra se materializa la verdadera condición de esta finca. Son ejemplares obtenidos del semen de dos exitosos animales de feria ya desaparecidos, Macanudo y Mancito, quienes aportaron su genética en el año 1977 para que en pleno 2016 aquí siga su descendencia. En este y otros casos no hay milagros, sólo la ciencia y la técnica.
Desde la monta directa hasta la inseminación ambos métodos procuran según sea el caso la mejor fertilización de los animales. Algunos exóticos como los cebraznos ven la luz gracias a lo tradicional mientras para el ganado vacuno se dispone de las pastillas conservadas durante años, en nitrógeno líquido.
Casi mil cabezas de ganado, caballos pura sangre, cerdos, ovejas, conejos y las más diversas aves, todos ellos de genética selecta, permanece esparcidos por esta finca bajo los estrictos controles para su mejor desarrollo y reproducción. Todo el que hasta aquí llega comprende inmediatamente que lejos de los mitos milagrosos en el Alcanzar sólo el trabajo diario, la exigencia y el amor, han logrado este portento productivo.
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