Santiago de Cuba, 18 sep.— Aunque para algunos la resiliencia urbana aumenta los costos de las ejecuciones, es realmente una inversión necesaria para reducir riesgos y vulnerabilidades ante posibles desastres. Así lo muestran las experiencias que se implementan en Santiago de Cuba, que ya tiene antecedentes en otras naciones del mundo.
La resiliencia contempla la habilidad de
una ciudad para entender el riesgo de desastre que podría enfrentar,
disminuirlo, y responder a fenómenos que puedan ocurrir, reducir las
pérdidas de vidas humanas y daños a la propiedad, infraestructura,
medios de vida, actividades económicas y el medio ambiente.
Requiere planificación y adaptación con años de anticipación a cualquier impacto, evento o respuesta posterior. Es en sí, la habilidad de un sistema para anticipar, mitigar y recuperarse.
De ahí que resulte insprescindible identificar el grado de exposición y vulnerabilidads de la población e nfraestructuras, además de concientizar a la población respecto a los peligros que enfrenta y las necesarias respuestas.
En cada uno de estos proyectos está la intención de lograr mayor resiliencia en Santiago de Cuba, que se resume, en crear comunidades urbanas sostenibles, a través de acciones para reducir el riesgo de desastres, lo que contempla la habilidad de planificación y adaptación, con años de anticipación ante cualquier tipo de impacto.
De ahí que el Segundo Taller Piloto para la ciudad de Santiago de Cuba, en el contexto del Proyecto de Contribución a la Elevación de la Resiliencia Urbana, colabore con la estrategia de la Vivienda y el cumplimiento del programa de construcción, aprobado en el Plan de Ordenamiento Urbano. La cita tendrá lugar los días 19 y 20 de septiembre, en el Hotel Las Américas.
Estudiantes de la especialidad de Arquitectura, en la Universidad de Oriente, profesores, arquitectos, la Dirección Provincial de Planificación Física, el Plan Maestro del Conservador de la Ciudad, EMPROMAC, Mantenimiento
Constructivo y la Dirección Provincial de la Vivienda, son algunos de los organismos y entidades involucrados, junto al Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, quienes evalúan qué se tiene y qué falta en el territorio para producir según las necesidades, con modelos productivos que funcionen como garantía y la mano de obra para ejecutar los proyectos.
Y es que Santiago de Cuba tiene el desafío de intervenir en el proceso paulatino de construcción segura y acorde a las características arquitectónicas de forma armónica, en correspondencia con las vulnerabilidades del territorio y aprovechando el potencial interno: almacenes en desuso, parcelas vacías, cambio de uso de locales, todo ello sin afectar las normas urbanísticas.
Este taller, junto a las inversiones del PENUD en las unidades destinadas a la producción local de materiales para la construcción en los municipios santiagueros, dotan a la provincia de mejores condiciones para enfrentar su recuperación del devastador huracán Sandy. Constituye, además, continuidad del primer taller realizado en Santiago de Cuba, previo a la ejecución de importantes inversiones.
El evento deja las puertas abiertas para que esas buenas prácticas se generalicen en la implementación del Plan de Ordenamiento Urbano, y asumir el compromiso de construir de adentro hacia afuera de forma resiliente, en una ciudad de cinco siglos.
Requiere planificación y adaptación con años de anticipación a cualquier impacto, evento o respuesta posterior. Es en sí, la habilidad de un sistema para anticipar, mitigar y recuperarse.
De ahí que resulte insprescindible identificar el grado de exposición y vulnerabilidads de la población e nfraestructuras, además de concientizar a la población respecto a los peligros que enfrenta y las necesarias respuestas.
En cada uno de estos proyectos está la intención de lograr mayor resiliencia en Santiago de Cuba, que se resume, en crear comunidades urbanas sostenibles, a través de acciones para reducir el riesgo de desastres, lo que contempla la habilidad de planificación y adaptación, con años de anticipación ante cualquier tipo de impacto.
De ahí que el Segundo Taller Piloto para la ciudad de Santiago de Cuba, en el contexto del Proyecto de Contribución a la Elevación de la Resiliencia Urbana, colabore con la estrategia de la Vivienda y el cumplimiento del programa de construcción, aprobado en el Plan de Ordenamiento Urbano. La cita tendrá lugar los días 19 y 20 de septiembre, en el Hotel Las Américas.
Estudiantes de la especialidad de Arquitectura, en la Universidad de Oriente, profesores, arquitectos, la Dirección Provincial de Planificación Física, el Plan Maestro del Conservador de la Ciudad, EMPROMAC, Mantenimiento
Constructivo y la Dirección Provincial de la Vivienda, son algunos de los organismos y entidades involucrados, junto al Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, quienes evalúan qué se tiene y qué falta en el territorio para producir según las necesidades, con modelos productivos que funcionen como garantía y la mano de obra para ejecutar los proyectos.
Y es que Santiago de Cuba tiene el desafío de intervenir en el proceso paulatino de construcción segura y acorde a las características arquitectónicas de forma armónica, en correspondencia con las vulnerabilidades del territorio y aprovechando el potencial interno: almacenes en desuso, parcelas vacías, cambio de uso de locales, todo ello sin afectar las normas urbanísticas.
Este taller, junto a las inversiones del PENUD en las unidades destinadas a la producción local de materiales para la construcción en los municipios santiagueros, dotan a la provincia de mejores condiciones para enfrentar su recuperación del devastador huracán Sandy. Constituye, además, continuidad del primer taller realizado en Santiago de Cuba, previo a la ejecución de importantes inversiones.
El evento deja las puertas abiertas para que esas buenas prácticas se generalicen en la implementación del Plan de Ordenamiento Urbano, y asumir el compromiso de construir de adentro hacia afuera de forma resiliente, en una ciudad de cinco siglos.
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