Santiago de Cuba, 11 sep.— Hace siete años el Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque recorrió por última vez las calles de Santiago de Cuba.
A su paso por el Moncada, frente al
Parque Céspedes y otros tantos sitios una multitud callada contrastaba
con las alegrías que legó este humilde cubano a la Ciudad Héroe. El 11
de septiembre de 2009 fallecía el hombre que desde su cuna humilde en
el habanero reparto de Los Pinos hasta las sinuosas elevaciones de
Santiago se forjó una vida al servicio de la patria y su pueblo.
Fue el otrora Cuartel Moncada el sitio
que lo vio con arrojo intentar deponer al tirano de turno en la
madrugada del 26 de julio de 1953. El Palacio de Justicia fue testigo de
su enfrentamiento valiente a un proceso judicial plagado de
irregularidades. Las montañas del Tercer Frente aún le recuerdan por sus
dotes de líder, organizador y combatiente enérgico en la última etapa
de la lucha insurreccional.
Ya en el llano Santiago le acogió como un hijo más y aquí asistió al diario bregar del indómito territorio desde sus distintas ocupaciones, como dirigente del Partido, como presidente de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana, artista pródigo, acompañante de momentos trascendentales y hombre preocupado por el bienestar popular.
Con sus responsabilidades políticas alternaba una filiación elevada por la cultura reflejada en sus más de trescientas canciones y una docena de libros. Dentro de su legado está la creación de los estudios de Grabación Siboney que aún sigue lanzando éxitos discográficos de agrupaciones locales.
A los 82 años partió del mundo físico y de los avatares que matizaron su existencia. Quedó en esta provincia, esparciendo en los santiagueros, su voluntad de lucha por una Cuba digna.
Ya en el llano Santiago le acogió como un hijo más y aquí asistió al diario bregar del indómito territorio desde sus distintas ocupaciones, como dirigente del Partido, como presidente de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana, artista pródigo, acompañante de momentos trascendentales y hombre preocupado por el bienestar popular.
Con sus responsabilidades políticas alternaba una filiación elevada por la cultura reflejada en sus más de trescientas canciones y una docena de libros. Dentro de su legado está la creación de los estudios de Grabación Siboney que aún sigue lanzando éxitos discográficos de agrupaciones locales.
A los 82 años partió del mundo físico y de los avatares que matizaron su existencia. Quedó en esta provincia, esparciendo en los santiagueros, su voluntad de lucha por una Cuba digna.
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