Santiago de Cuba, 11 sep.— El fallecimiento el 10 de septiembre de 1979, a la edad de 56 años, de Agostinho Neto, el padre de la independencia angolana, fue un duro golpe para su pueblo y para los revolucionarios del mundo y sobre todo de la sufrida África negra que lo tuvo entre sus mejores hijos.
Nacido el 17 de septiembre de 1922 en la
provincia de Bengo, Neto se vinculó desde muy joven a la actividad
revolucionaria que luchaba por la independencia de Angola del
colonialismo portugués. Por ello, en 1951 siendo estudiante de medicina
fue arrestado en Coimbra, Portugal, y encerrado durante siete años. Al
ser liberado terminó sus estudios y regresó a su país en 1959.
Sin embargo, ya desde 1956, Agostinho Neto había sido electo Presidente del Movimiento Popular para la Liberación de Angola, surgido ese mismo año como resultado de la unión del Partido Comunista angolano y el Partido para la Lucha Unidad de los Africanos de Angola.
En 1969 Neto fue nuevamente arrestado en su tierra natal y exigiendo su libertad marcharon sus seguidores desde Bengo hasta Catete, siendo reprimidos violentamente por los soldados portugueses asesinando a 30 de los participantes e hiriendo a 200, hecho recogido por la historia como la masacre de Icolo e Bengo.
Exiliado en Cabo Verde, también colonia portuguesa Neto fue arrestado y enviado a la cárcel de Lisboa, pero las protestas obligaron al gobierno lusitano a ponerlo bajo arresto domiciliario, logrando escapar a Marruecos y después a Zaire.
El Movimiento para la Liberación de Angola, liderado por Agostinho Neto encabezó la lucha contra el colonialismo por la independencia entre 1961 y 1964. Tras el triunfo de la revolución de los claveles en Portugal ese año y por la acción de la guerrilla angolana se obtuvo la victoria el 11 de noviembre de 1975.
Tras la victoria popular, Agostinho Neto fue el primer Presidente de la República Popular de Angola hasta su muerte en 1979, siendo sustituido por José Eduardo dos Santos, en momento en que la guerra civil y a intervención sudafricana intentaban revertir la independencia alcanzada con la sangre de miles de los mejores hijos de ese país africano, y a la que Cuba contribuyó como hermana con la colaboración internacionalista compartiendo la misma trinchera.
Agostinho Neto fue un hombre de pueblo, un ferviente político y combatiente revolucionario, médico y poeta, un importante representante de la cultura angolana que legó a su nación y al continente africano una vasta obra, parte de la cual fue escrita en prisión denunciando las injusticias del colonialismo y expresando además, el optimismo por la nueva vida que él ayudó a construir. Así se le recuerda hoy en el aniversario 37 de su fallecimiento.
Sin embargo, ya desde 1956, Agostinho Neto había sido electo Presidente del Movimiento Popular para la Liberación de Angola, surgido ese mismo año como resultado de la unión del Partido Comunista angolano y el Partido para la Lucha Unidad de los Africanos de Angola.
En 1969 Neto fue nuevamente arrestado en su tierra natal y exigiendo su libertad marcharon sus seguidores desde Bengo hasta Catete, siendo reprimidos violentamente por los soldados portugueses asesinando a 30 de los participantes e hiriendo a 200, hecho recogido por la historia como la masacre de Icolo e Bengo.
Exiliado en Cabo Verde, también colonia portuguesa Neto fue arrestado y enviado a la cárcel de Lisboa, pero las protestas obligaron al gobierno lusitano a ponerlo bajo arresto domiciliario, logrando escapar a Marruecos y después a Zaire.
El Movimiento para la Liberación de Angola, liderado por Agostinho Neto encabezó la lucha contra el colonialismo por la independencia entre 1961 y 1964. Tras el triunfo de la revolución de los claveles en Portugal ese año y por la acción de la guerrilla angolana se obtuvo la victoria el 11 de noviembre de 1975.
Tras la victoria popular, Agostinho Neto fue el primer Presidente de la República Popular de Angola hasta su muerte en 1979, siendo sustituido por José Eduardo dos Santos, en momento en que la guerra civil y a intervención sudafricana intentaban revertir la independencia alcanzada con la sangre de miles de los mejores hijos de ese país africano, y a la que Cuba contribuyó como hermana con la colaboración internacionalista compartiendo la misma trinchera.
Agostinho Neto fue un hombre de pueblo, un ferviente político y combatiente revolucionario, médico y poeta, un importante representante de la cultura angolana que legó a su nación y al continente africano una vasta obra, parte de la cual fue escrita en prisión denunciando las injusticias del colonialismo y expresando además, el optimismo por la nueva vida que él ayudó a construir. Así se le recuerda hoy en el aniversario 37 de su fallecimiento.
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