Por PL
Santiago de Cuba, 30 ago.— Con algo de ansiedad, los santiagueros ven hoy alejarse la posibilidad de salir de la intensa sequía al trasladarse hacia occidente y centro las lluvias de la novena depresión tropical de la actual temporada ciclónica.
Santiago de Cuba, 30 ago.— Con algo de ansiedad, los santiagueros ven hoy alejarse la posibilidad de salir de la intensa sequía al trasladarse hacia occidente y centro las lluvias de la novena depresión tropical de la actual temporada ciclónica.
Las precipitaciones del fin de semana
favorecieron la situación hídrica de la provincia, donde se registra una
de las mayores afectaciones por ese fenómeno meteorológico en el país
durante los últimos años.
Al comienzo de la etapa plena del verano, apenas se acumulaba cerca de un 40 por ciento en las 11 presas del territorio, con la circunstancia agravante de que las dos principales abastecedoras de la capital provincial tenían notablemente deprimidos sus volúmenes.
De acuerdo con autoridades locales del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH), la clave está en que el agua caiga en los sitios proveedores de esos embalses, por lo que "ver llover" no significa automáticamente que mejore el abastecimiento del necesario líquido.
La falta de agua es una de las más antiguas angustias para los habitantes de esta ciudad, favorecidos en años recientes con un acueducto prácticamente nuevo que sustituyó a viejos y deteriorados sistemas de equipos y tuberías, pero enfrentado ahora a la carencia de ese recurso natural indispensable.
De acuerdo con la inestable ocurrencia de las lluvias y la tendencia a cada vez más prolongados e intensos períodos de sequía, se acometen inversiones que contribuirán a aliviar esos efectos con nuevos trasvases y pozos para acercar los volúmenes hídricos al consumo estatal y residencial.
Una de las obras mayores es la planta desalinizadora que se levanta en Boca de Cabañas, en el litoral santiaguero, para aprovechar el agua de mar, una solución costosa pero efectiva que garantizará una parte de la cobertura a la urbe.
Por lo pronto, poco se puede esperar ya de la actual coyuntura meteorológica porque, según el más reciente parte del Instituto de Meteorología, esta novena depresión tropical mantendrá su rumbo oeste, inclinado hacia el oeste-noroeste.
Al comienzo de la etapa plena del verano, apenas se acumulaba cerca de un 40 por ciento en las 11 presas del territorio, con la circunstancia agravante de que las dos principales abastecedoras de la capital provincial tenían notablemente deprimidos sus volúmenes.
De acuerdo con autoridades locales del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH), la clave está en que el agua caiga en los sitios proveedores de esos embalses, por lo que "ver llover" no significa automáticamente que mejore el abastecimiento del necesario líquido.
La falta de agua es una de las más antiguas angustias para los habitantes de esta ciudad, favorecidos en años recientes con un acueducto prácticamente nuevo que sustituyó a viejos y deteriorados sistemas de equipos y tuberías, pero enfrentado ahora a la carencia de ese recurso natural indispensable.
De acuerdo con la inestable ocurrencia de las lluvias y la tendencia a cada vez más prolongados e intensos períodos de sequía, se acometen inversiones que contribuirán a aliviar esos efectos con nuevos trasvases y pozos para acercar los volúmenes hídricos al consumo estatal y residencial.
Una de las obras mayores es la planta desalinizadora que se levanta en Boca de Cabañas, en el litoral santiaguero, para aprovechar el agua de mar, una solución costosa pero efectiva que garantizará una parte de la cobertura a la urbe.
Por lo pronto, poco se puede esperar ya de la actual coyuntura meteorológica porque, según el más reciente parte del Instituto de Meteorología, esta novena depresión tropical mantendrá su rumbo oeste, inclinado hacia el oeste-noroeste.
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