Por Margarita Piedra Cesar
Santiago de Cuba, 15 abr.— Por estos días de abril en que el pueblo de Cuba rememora el aniversario 55 de la Epopeya de Playa Girón, y de la primera derrota militar del imperialismo yanqui en América, es justo recordar también de Raúl Roa García, nuestro Canciller de la Dignidad, quien entre el 15 y el 19 de abril de 1961, convirtió la tribuna de la Asamblea General de la ONU en una trinchera más para defender a la Revolución e hizo de su verbo, único, insustituible, una poderosa arma que disparaba proyectiles de verdades sobre el enemigo en su misma madriguera.
Santiago de Cuba, 15 abr.— Por estos días de abril en que el pueblo de Cuba rememora el aniversario 55 de la Epopeya de Playa Girón, y de la primera derrota militar del imperialismo yanqui en América, es justo recordar también de Raúl Roa García, nuestro Canciller de la Dignidad, quien entre el 15 y el 19 de abril de 1961, convirtió la tribuna de la Asamblea General de la ONU en una trinchera más para defender a la Revolución e hizo de su verbo, único, insustituible, una poderosa arma que disparaba proyectiles de verdades sobre el enemigo en su misma madriguera.
Coincidió la agresión aérea a los
aeropuertos cubanos el 15 de abril de 1961 con la presencia en Nueva
York del Ministro de Relaciones Exteriores de la Isla, quien había
viajado a esa ciudad norteamericana para asistir a los debates del
Décimo Quinto período ordinario de la Asamblea General de la ONU, donde
Roa se proponía denunciar los preparativos para la agresión mercenaria
que llevaba a cabo la Agencia Central de Inteligencia yanqui, con el
consentimiento de su gobierno.
La intervención del Canciller Cubano debía efectuarse el 15 de abril en horas de la tarde, pero Roa se las ingenió para que le concedieran la palabra esa misma mañana para tratar una cuestión de orden y ante el asombro de todo el plenario y sobre todo de la delegación norteamericana, el diplomático de la Isla subió a la tribuna y acusó directamente a Estados Unidos de ser el autor del traidor ataque a los aeropuertos cubanos, acción que ponía en peligro la paz y la seguridad internacionales.
Cuando el Presidente en funciones de la Asamblea General de la ONU, el irlandés Frederik H. Boland se percató de que lo tratado por Roa no era una cuestión de orden sino de fondo lo conminó a que abandonara la tribuna, pero Roa prosiguió su discurso acusatorio hasta que expresó "ya lo he dicho y me retiro".
A partir del 17 de abril de 1961 el canciller Raúl Roa García y los restantes integrantes de la delegación cubana que asistió al Décimo Quinto período ordinario de la Asamblea General convirtieron el plenario de la sede de la ONU, en New York, en una batalla simultánea a la que se libraba en las arenas de Girón y en los cenagales de la península de Zapata, donde también se obtuvo una victoria diplomática para informar al mundo de la agresión de Estados Unidos a la isla caribeña.
Y ese héroe de esta batalla diplomática, arriba este 18 de abril al aniversario 103 de su natalicio, pues había venido al mundo en 1907. Estudió Derecho en la Universidad de La Habana y de ahí se convirtió no solo en un prestigioso intelectual con varios libros publicados, sino también en un vehemente revolucionario de la llamada Generación del 30 y por ello sufrió presidio en varias ocasiones y en otras oportunidades tuvo que marchar al exilio hasta el triunfo de la Revolución.
En 1959 fue designado Ministro de Relaciones Exteriores del Gobierno Revolucionario de Cuba, cargo que desempeñó por más de 45 años y por su brillante ejecutoria diplomática y las numerosas victorias obtenidas en este campo a favor de la Revolución, nuestro pueblo lo bautizó como el " Canciller de la Dignidad".
La intervención del Canciller Cubano debía efectuarse el 15 de abril en horas de la tarde, pero Roa se las ingenió para que le concedieran la palabra esa misma mañana para tratar una cuestión de orden y ante el asombro de todo el plenario y sobre todo de la delegación norteamericana, el diplomático de la Isla subió a la tribuna y acusó directamente a Estados Unidos de ser el autor del traidor ataque a los aeropuertos cubanos, acción que ponía en peligro la paz y la seguridad internacionales.
Cuando el Presidente en funciones de la Asamblea General de la ONU, el irlandés Frederik H. Boland se percató de que lo tratado por Roa no era una cuestión de orden sino de fondo lo conminó a que abandonara la tribuna, pero Roa prosiguió su discurso acusatorio hasta que expresó "ya lo he dicho y me retiro".
A partir del 17 de abril de 1961 el canciller Raúl Roa García y los restantes integrantes de la delegación cubana que asistió al Décimo Quinto período ordinario de la Asamblea General convirtieron el plenario de la sede de la ONU, en New York, en una batalla simultánea a la que se libraba en las arenas de Girón y en los cenagales de la península de Zapata, donde también se obtuvo una victoria diplomática para informar al mundo de la agresión de Estados Unidos a la isla caribeña.
Y ese héroe de esta batalla diplomática, arriba este 18 de abril al aniversario 103 de su natalicio, pues había venido al mundo en 1907. Estudió Derecho en la Universidad de La Habana y de ahí se convirtió no solo en un prestigioso intelectual con varios libros publicados, sino también en un vehemente revolucionario de la llamada Generación del 30 y por ello sufrió presidio en varias ocasiones y en otras oportunidades tuvo que marchar al exilio hasta el triunfo de la Revolución.
En 1959 fue designado Ministro de Relaciones Exteriores del Gobierno Revolucionario de Cuba, cargo que desempeñó por más de 45 años y por su brillante ejecutoria diplomática y las numerosas victorias obtenidas en este campo a favor de la Revolución, nuestro pueblo lo bautizó como el " Canciller de la Dignidad".
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