Por Israel Hernández Planas
Santiago de Cuba, 21 mar.— Navegando por las extensas cuerdas de la internet he leído recientemente un artículo con un dato curioso. Según la web de Naciones Unidas más de la mitad de los trabajadores del mundo (1500 millones) trabajan en sectores vinculados al agua. Esto descontando que todos los puestos de trabajo restantes tienen que ver de alguna forma u otra con utilización del líquido.
Santiago de Cuba, 21 mar.— Navegando por las extensas cuerdas de la internet he leído recientemente un artículo con un dato curioso. Según la web de Naciones Unidas más de la mitad de los trabajadores del mundo (1500 millones) trabajan en sectores vinculados al agua. Esto descontando que todos los puestos de trabajo restantes tienen que ver de alguna forma u otra con utilización del líquido.
En pocas palabras se trata de que no
sólo nuestra supervivencia depende de las fuentes de agua sino también
nuestra economía y desarrollo social. En definitiva es un elemento
imprescindible para la humanidad no sólo por cuestiones biológicas.
Si quiere sacar la cuenta imagine algún puesto laboral donde no se necesite del agua. Será muy difícil encontrarlo.
Paradójicamente es este un mundo donde también se va haciendo cada vez más difícil encontrar fuentes de abasto de agua potable. No en vano muchos la catalogan como el Oro azul y hasta vaticinios lejanos nos dicen que las guerras futuras podrían ser por el dominio territorial donde se hallen las fuentes hídricas.
En tanto si bien el agua es un recurso natural que difícilmente se extinga en el ser humano está la capacidad de preservar los embalses y fuentes subterráneas con el fin de mantener activos dichos contenedores. Es un asunto de interés mundial. Por ello las Naciones Unidas decretaron el día 22 de marzo como Día Mundial del Agua.
Cuba tiene mucho que mostrar al mundo en materia de preservación acuífera. Aunque la sequía como fenómeno natural ha golpeado a nuestro país en los últimos años el Estado cubano observa con denuedo el uso racional de los recursos hídricos como parte de una voluntad estatal expresa. Tanto es así que en los lineamientos de la política económica y social del Partido aprobados en el último Congreso del PCC, del 300 al 303 exactamente, se establecen las bases para lo que se erigió como la Política Nacional del Agua, aprobada por el Consejo de Ministros en diciembre del 2012.
Se recoge en esta un conjunto de medidas y normas para garantizar el aprovechamiento máximo del agua desde su acopio hasta el tratamiento de la misma y la entrega a los distintos sectores de la sociedad. Vale aclarar que dicha política establece los planes tanto para la sequía como para situaciones de bondad hidráulica. A ello se han adscrito todos los sectores relacionados con el uso de agua, directa o indirectamente.
Será mañana 22 de marzo un día para que los organismos cubanos valoren cuanto han hecho por darle cumplimiento cabal a la política nacional del agua y precisar los actos que permitan que entidades e individuos sigan contando con ese recurso vital.
Si quiere sacar la cuenta imagine algún puesto laboral donde no se necesite del agua. Será muy difícil encontrarlo.
Paradójicamente es este un mundo donde también se va haciendo cada vez más difícil encontrar fuentes de abasto de agua potable. No en vano muchos la catalogan como el Oro azul y hasta vaticinios lejanos nos dicen que las guerras futuras podrían ser por el dominio territorial donde se hallen las fuentes hídricas.
En tanto si bien el agua es un recurso natural que difícilmente se extinga en el ser humano está la capacidad de preservar los embalses y fuentes subterráneas con el fin de mantener activos dichos contenedores. Es un asunto de interés mundial. Por ello las Naciones Unidas decretaron el día 22 de marzo como Día Mundial del Agua.
Cuba tiene mucho que mostrar al mundo en materia de preservación acuífera. Aunque la sequía como fenómeno natural ha golpeado a nuestro país en los últimos años el Estado cubano observa con denuedo el uso racional de los recursos hídricos como parte de una voluntad estatal expresa. Tanto es así que en los lineamientos de la política económica y social del Partido aprobados en el último Congreso del PCC, del 300 al 303 exactamente, se establecen las bases para lo que se erigió como la Política Nacional del Agua, aprobada por el Consejo de Ministros en diciembre del 2012.
Se recoge en esta un conjunto de medidas y normas para garantizar el aprovechamiento máximo del agua desde su acopio hasta el tratamiento de la misma y la entrega a los distintos sectores de la sociedad. Vale aclarar que dicha política establece los planes tanto para la sequía como para situaciones de bondad hidráulica. A ello se han adscrito todos los sectores relacionados con el uso de agua, directa o indirectamente.
Será mañana 22 de marzo un día para que los organismos cubanos valoren cuanto han hecho por darle cumplimiento cabal a la política nacional del agua y precisar los actos que permitan que entidades e individuos sigan contando con ese recurso vital.
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