Por Noris Rosado Figueredo
Santiago de Cuba, 27 feb.— Corría el mes de febrero del año 1958, cuando en plena guerra de liberación, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, daba a conocer, el día 27, el ascenso de Juan Almeida Bosque, al grado de Comandante.
Santiago de Cuba, 27 feb.— Corría el mes de febrero del año 1958, cuando en plena guerra de liberación, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, daba a conocer, el día 27, el ascenso de Juan Almeida Bosque, al grado de Comandante.
Almeida, llevó con orgullo, luego del
triunfo revolucionario de 1959, y hasta el final de sus días, el título
histórico de Comandante de la Revolución, junto a Ramiro Valdés y
Guillermo García.
De su trayectoria, escribiríamos miles de páginas, desde sus inicios en sus etapas de adolescente y juvenil, durante las cuales realizó diferentes oficios. De su labor conspirativa contra el tirano Batista, luego del golpe del 10 de marzo.
De su participación en el Asalto al Cuartel Moncada en 1953, como parte de la Generación del Centenario. De la prisión, del desembarco como expedicionario del Yate Granma, en 1956, siempre junto a Fidel.
También en las montañas orientales, en la lucha guerrillera, como parte del Ejército Rebelde, en Alegría de Pío y en otras muchas batallas, en su III Frente querido, a donde llegó como Jefe de la Columna 3, y donde hoy los pioneros, las federadas, los campesinos y todo el pueblo, le rinden el diario homenaje.
En las calles de Santiago de Cuba, la rebelde, hospitalaria y heroica, que lo acogió como un hijo, está presente Juan Almeida Bosque. Todos hablan de él con cariño. Hombres y mujeres de de esta ciudad tienen a flor de labios una anécdota sobre el amigo. De su trato afable, de su preocupación cuando fue delegado del Buró Político en el oriente cubano, de cuando recogió en la carretera a una mujer con un niño, a un anciano o un enfermo.
Cuba, perdió a un hijo querido de la Patria. Los cubanos todos, perdimos físicamente al Comandante de la Revolución, al artista, que tantas canciones, boleros, sones y guarachas compuso para nosotros, al amigo que siempre tuvo una frase de cariño y que está en el corazón de este pueblo eternamente.
De su trayectoria, escribiríamos miles de páginas, desde sus inicios en sus etapas de adolescente y juvenil, durante las cuales realizó diferentes oficios. De su labor conspirativa contra el tirano Batista, luego del golpe del 10 de marzo.
De su participación en el Asalto al Cuartel Moncada en 1953, como parte de la Generación del Centenario. De la prisión, del desembarco como expedicionario del Yate Granma, en 1956, siempre junto a Fidel.
También en las montañas orientales, en la lucha guerrillera, como parte del Ejército Rebelde, en Alegría de Pío y en otras muchas batallas, en su III Frente querido, a donde llegó como Jefe de la Columna 3, y donde hoy los pioneros, las federadas, los campesinos y todo el pueblo, le rinden el diario homenaje.
En las calles de Santiago de Cuba, la rebelde, hospitalaria y heroica, que lo acogió como un hijo, está presente Juan Almeida Bosque. Todos hablan de él con cariño. Hombres y mujeres de de esta ciudad tienen a flor de labios una anécdota sobre el amigo. De su trato afable, de su preocupación cuando fue delegado del Buró Político en el oriente cubano, de cuando recogió en la carretera a una mujer con un niño, a un anciano o un enfermo.
Cuba, perdió a un hijo querido de la Patria. Los cubanos todos, perdimos físicamente al Comandante de la Revolución, al artista, que tantas canciones, boleros, sones y guarachas compuso para nosotros, al amigo que siempre tuvo una frase de cariño y que está en el corazón de este pueblo eternamente.
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