Por Dairon O. Caballero Heredia
Palma Soriano, Santiago de Cuba, 28 nov.— Para quienes se alimentan de la verdad, el honor de su pueblo. Por eso, ellos no deben pensarse ausente.
Palma Soriano, Santiago de Cuba, 28 nov.— Para quienes se alimentan de la verdad, el honor de su pueblo. Por eso, ellos no deben pensarse ausente.
Ocho cuerpos teñidos de sangre por la
injusticia aquel 27 de noviembre de 1871 en la Explanada de la Punta,
pero ocho hombres crecieron desde la tierra, convertidos en Revolución
con alma de libertad.
Alonso Álvarez, Anacleto Bermúdez, José de Marcos, Ángel Laborde, Juan Pascual, Carlos Augusto de la Torre, Eladio González y Carlos Verdugo, estudiantes de medicina acusados y fusilados por los verdugos de la verdad pero recordados a más de 140 años por lo que aún representan para Cuba: un himno a la vida.
La Patria sigue ahí contemplándolos con el dolor de una madre, con la devoción de nunca verlos partir. Jóvenes entre 16 y 21 años, víctimas de disparos de venganza. En el tiempo, sus nombres, en la memoria, la dignidad de quien muere para vivir y en el corazón de todos, inocentes.
Los estudiantes de medicina de hoy crecen en un camino que les fue legado por generaciones de cubanos que como aquellos 8 jóvenes constituyen razones para seguir viendo al futuro, un futuro libre que por derecho nos pertenece.
De ahí, que el reto del actual ejército de batas blancas sea también el de saber cumplir con calidad su parte del deber.
Por eso en Palma Soriano este 27 de noviembre, alumnos y profesores de la Filial Municipal de Ciencias Médicas “Julio Trigo López” marcharon junto al pueblo a favor de los que, como los 8 estudiantes de medicina, se entregaron a una historia de Patria o muerte.
Alonso Álvarez, Anacleto Bermúdez, José de Marcos, Ángel Laborde, Juan Pascual, Carlos Augusto de la Torre, Eladio González y Carlos Verdugo, estudiantes de medicina acusados y fusilados por los verdugos de la verdad pero recordados a más de 140 años por lo que aún representan para Cuba: un himno a la vida.
La Patria sigue ahí contemplándolos con el dolor de una madre, con la devoción de nunca verlos partir. Jóvenes entre 16 y 21 años, víctimas de disparos de venganza. En el tiempo, sus nombres, en la memoria, la dignidad de quien muere para vivir y en el corazón de todos, inocentes.
Los estudiantes de medicina de hoy crecen en un camino que les fue legado por generaciones de cubanos que como aquellos 8 jóvenes constituyen razones para seguir viendo al futuro, un futuro libre que por derecho nos pertenece.
De ahí, que el reto del actual ejército de batas blancas sea también el de saber cumplir con calidad su parte del deber.
Por eso en Palma Soriano este 27 de noviembre, alumnos y profesores de la Filial Municipal de Ciencias Médicas “Julio Trigo López” marcharon junto al pueblo a favor de los que, como los 8 estudiantes de medicina, se entregaron a una historia de Patria o muerte.
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