Por Karina Sotomayor OteroSantiago de Cuba, 13 sep.— El 21 de septiembre de 1995 se constituyeron dos importantes instituciones en Cuba: la Fundación Caguayo y la Fernando Ortiz. A dos décadas de aquel acontecimiento, se incentiva el diálogo para discutir sobre las fundaciones públicas en Cuba.
Bronce, mármol, papel de arroz; hierro, pigmentos y arena dulce: es la Fundación Caguayo que desde Santiago y Cuba se erige para todo el que nace artista: “Ayudamos a todos aquellos creadores con obras valederas y que no tiene el recurso para promover sus ofrecimientos.
Al final ganamos todos, ellos pues logran visibilizar sus producciones y se beneficia de igual manera la cultura cubana. Además se fomenta algo que es muy importante que es el coleccionismo patrimonial cubano”, sentenció Alberto Lescay Merencio, Presidente de la Fundación Caguayo.
Hace 20 años Santiago y Caguayo son única sangre; la Fundación, a través de sus hacedores, se incluye en los proyectos socio_ culturales más importantes de la provincia. Lo más reciente es la puesta en marcha de la galería “René Valdés, un espacio polivalente devenido eslabón de una red en crecimiento.
Para finales de año caguayo propone una cita para dialogar sobre el trabajo de las fundaciones públicas en Cuba, entre otras organizaciones, se convoca a la Alejo Carpentier y a la Fernando Ortiz:”En ese espacio podremos reflexionar sobre lo que se puede hacer por el país. Pensamos que hay muchas maneras para atender los diferentes matices que tiene la cultura cubana”, añadió el escultor.
Hace 20 años Santiago y Caguayo pertenecen a la misma familia; ciudad y proyecto se toman de la mano para trascender: “Pretendemos crecer, crecer con nuestros propios recursos que están relacionados con la nación cubana, con los cubanos y nuestra identidad”, concluyó Lescay Merencio.
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