Santiago de Cuba, 20 jul.— Artistas de
esta ciudad, Martinica y Estados Unidos desarrollaron el Encuentro
Internacional “Vuelo de Bronce por el 500”. La Fundación Caguayo
auspició este evento en el que se inició la creación de 10 placas de
bronce a emplazarse en el nuevo boulevard Enramadas.
En el único Taller Profesional de
Fundición Artística en el país, se moldean 10 placas para engalanar
Enramadas, una de las arterias más populares del ambiente citadino
santiaguero. Para eso se concibió “vuelo de bronce por el 500”,
reconocidos artistas como Gretell Arrate, Vivian Lozano, Alejandro
Lescay, Raúl Miranda, Jorge del Toro y Alain Dumbardon, entre otros,
intervinieron en este proyecto con experiencias en La Habana y Berlín.
En uno de los extremos del taller, casi entre las sombras, pudimos ver un hombre en íntimo diálogo con la tierra, como en tiempos remotos, el hombre reparaba el terreno para que la abundante cosecha. Solo que esta vez de la arena saldrían relieves y la melaza de caña aseguró cada grano del soporte.
Desde una mirada aérea la mezcla semejaba un pastel y así la denominó el ingeniero asesor Fernando Yero cuando declaró que era este un material que se compactaba para engendrar música y bronce, pues la herencia musical es el tema y el duro mineral, el cuerpo final de las piezas.
La precisión debía lograrse desde un primer momento y para eso conspiraron espátulas, elevadores, cucharetas y pinceles; las técnicas se llevaron al máximo para que sea un éxito la impresión final del bronce en la arena dulce.
Del taller saldrán en pocos días, diez relieves bautizados por melaza de caña, agua y tierra fértil. Más allá del esfuerzo de los hacedores, este es el tributo de la naturaleza para la más caribeña de sus villas fundacionales.
En uno de los extremos del taller, casi entre las sombras, pudimos ver un hombre en íntimo diálogo con la tierra, como en tiempos remotos, el hombre reparaba el terreno para que la abundante cosecha. Solo que esta vez de la arena saldrían relieves y la melaza de caña aseguró cada grano del soporte.
Desde una mirada aérea la mezcla semejaba un pastel y así la denominó el ingeniero asesor Fernando Yero cuando declaró que era este un material que se compactaba para engendrar música y bronce, pues la herencia musical es el tema y el duro mineral, el cuerpo final de las piezas.
La precisión debía lograrse desde un primer momento y para eso conspiraron espátulas, elevadores, cucharetas y pinceles; las técnicas se llevaron al máximo para que sea un éxito la impresión final del bronce en la arena dulce.
Del taller saldrán en pocos días, diez relieves bautizados por melaza de caña, agua y tierra fértil. Más allá del esfuerzo de los hacedores, este es el tributo de la naturaleza para la más caribeña de sus villas fundacionales.
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