Por Israel Hernández PlanasSantiago de Cuba, 20 abr.— Un amplio programa constructivo revitaliza los espacios públicos y la arquitectura de Santiago de Cuba. La ciudad cambia y lo mismo se nota caminándola a pie que si se mira desde los cielos.
Viendo la villa desde el aire varias
veces uno comprende que hay cosas que no cambian y otras se transforman
conforme pasan el tiempo. El Morro es la primera cosa que sorprende a
uno desde las alturas, es un guardián pétreo que da la bienvenida al
Caribe cubano pero que ha sido testigo de cruentos y bochornosos
momentos de la historia de la villa y de Cuba en general.
Ya
luego se ven los tejados. Santiago fue durante siglos una extensión
ondulante de tejas de barro, francesas, criollas. Hoy las planchas de
zinc recuerdan la pujante modernidad y la sustitución forzada por el
descalabro de huracanes como Sandy. Sin embargo son destellos que la
hacen una ciudad viva, ora hormigón, ora metálica.
Los espacios verdes han ganado su lugar respondiendo a la necesidad de menguar el intenso calor que desprende esta ciudad bañada de intenso sol. En unas imágenes aéreas vistas recientemente en la oficina del 500 Aniversario pude comprobar que se ha multiplicado el verde de la ciudad, no todo lo que uno quisiera pero sin dudas es más que hace tres años cuando sobrevolamos la añeja ciudad.
El área del paseo marítimo de la Alameda y parte de la Avenida Jesús Menéndez comienzan a transformarse para sacudirse las imágenes de antaño. También se destaca el precioso paseo marítimo fruto de un proyecto para revitalizar una zona destinada a ser una de las de mayor belleza en la ciudad. Hoy ya se vislumbran espacios en plena efervescencia y los escombros de antiguas construcciones merman con el empuje de las brigadas de trabajo.
Hoy ha cambiado el populoso Ferreiro, la Catedral exhibe una nueva pintura y dista mucho de las tristes cúpulas descruzadas a causa de los vientos de Sandy. Pero sin dudas los viales como la carretera de Guamá (Mar Verde) y la antigua calzada de Crombet y Yarayó que ahora será la Avenida Juan Gualberto Gómez Flor Crombet develan negrísimas líneas fruto del programa de pavimentación y recuperación de viales que se emprende en la ciudad.
Otra
imagen son los cientos de viviendas en varias zonas y los coloridos
edificios del Distrito Urbano José Martí que adoptan un aire caribeño.
Sin dudas cambia Santiago de Cuba. A veces la vertiginosidad de la vida no nos hace reparar en los cambios hasta que estos no avanzan visiblemente, pero desde el aire, y conociendolo desde esta perspectiva particular, se nota la metamorfosis.
Ya
luego se ven los tejados. Santiago fue durante siglos una extensión
ondulante de tejas de barro, francesas, criollas. Hoy las planchas de
zinc recuerdan la pujante modernidad y la sustitución forzada por el
descalabro de huracanes como Sandy. Sin embargo son destellos que la
hacen una ciudad viva, ora hormigón, ora metálica. Los espacios verdes han ganado su lugar respondiendo a la necesidad de menguar el intenso calor que desprende esta ciudad bañada de intenso sol. En unas imágenes aéreas vistas recientemente en la oficina del 500 Aniversario pude comprobar que se ha multiplicado el verde de la ciudad, no todo lo que uno quisiera pero sin dudas es más que hace tres años cuando sobrevolamos la añeja ciudad.
El área del paseo marítimo de la Alameda y parte de la Avenida Jesús Menéndez comienzan a transformarse para sacudirse las imágenes de antaño. También se destaca el precioso paseo marítimo fruto de un proyecto para revitalizar una zona destinada a ser una de las de mayor belleza en la ciudad. Hoy ya se vislumbran espacios en plena efervescencia y los escombros de antiguas construcciones merman con el empuje de las brigadas de trabajo.
Hoy ha cambiado el populoso Ferreiro, la Catedral exhibe una nueva pintura y dista mucho de las tristes cúpulas descruzadas a causa de los vientos de Sandy. Pero sin dudas los viales como la carretera de Guamá (Mar Verde) y la antigua calzada de Crombet y Yarayó que ahora será la Avenida Juan Gualberto Gómez Flor Crombet develan negrísimas líneas fruto del programa de pavimentación y recuperación de viales que se emprende en la ciudad.
Otra
imagen son los cientos de viviendas en varias zonas y los coloridos
edificios del Distrito Urbano José Martí que adoptan un aire caribeño.Sin dudas cambia Santiago de Cuba. A veces la vertiginosidad de la vida no nos hace reparar en los cambios hasta que estos no avanzan visiblemente, pero desde el aire, y conociendolo desde esta perspectiva particular, se nota la metamorfosis.
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