Por Israel Hernández Planas
Un peculiar medio de transporte para paseo domina las
calles de Santiago dando servicios de transportación a todo aquel que
extienda su brazo. A lausanza asiática las motos se han convertido en
uno de los vehículos más utilizados por los santiagueros en los últimos
cinco años y hoy son muy pocos los que en esta ciudad se quedan sin
haber ido desde un punto a otro en una de ellas, al menos una vez.
Sin bien en los inicios de esta
actividad la misma se ejecutaba furtivamente, en la actualidad se
muestra un viso de legalidad al ser uno de los vehículos más demandados
por los pasajeros. No fue hasta hace poco que se comenzaron a expedir
licencias de operación del transporte a todos aquellos que trasladen
viajeros en motos, de manera excepcional, con carácter obligatorio y
experimental (renovable cada año). Esta disposición parte de los
Ministerios de Finanzas y Transporte cuyo actuar conjunto perimitió
conveniar la instrucción para que pudiera ser aplicada en Santiago de
Cuba. Ello no es fortuito. Es una exclusividad de la ciudad ver decenas
de motos pasar por una misma avenida. Si no es de Santiago compruébelo
mirando en la detención de un semáforo.
Las motos utlizadas en esta ciudad son un parque que refuerza el transporte public en una ciudad cuyos habitantes sobrepasan el medio millón. Se les ve por doquier y con particular código institucionalizado en la población el servicio vacante se “pregona” con el casco del acompañante colgado en los manubrios o en los antebrazos de los “motoristas”. El pasaje se ha valuado socialmente en 10 pesos siempre y cuando el pasajero se desplaza por el area urbana y varía de 20 en adelante si va de un extreme a otro de la urbe.
Al decir de muchos santiagueros es un servicio eficiente con muchos valores agregados. Las rutas personalizadas le permiten a las perosnas ir hasta el mismo sitio de destino de un modo expedito. Por ello aunque sea común para algunos andar para arriba y para abajo en moto, la mayoría resuelve sumarse a la andanza en dos ruedas cuando tiene que trasladarse a un sitio de un modo rápido y exclusivo y coyunturalmente. Por ellos es utilizado lo mismo para una discussion de tesis, para una boda que para un turno medico, siendo menos probable que se use de manera cotidiana por trabajadores y estudiantes para asistir a los centros laborales o de estudio respectivamente.
Por otra parte tal bonanza puede tener su lado oscuro. En los últimos 10 años se han incrementado los accidentes donde están implicados los motores, como también se les conoce popularmente. Muchas veces las colisiones y caidas suceden por el afán de la rapidez para hacer mucho más pasajes en un día. Por eso condicionar la actividad es un paso loable en aras de organizer un servicio que a todas luces conviene a los santiagueros. El próximo paso sera conveniar precios por rutas y quizás así se convierta definitivamente en algo indispensable en la vida citadina. Por lo pronto cada quien brinca al asiento de la moto cuando llegue su momento exclusivo.
Las motos utlizadas en esta ciudad son un parque que refuerza el transporte public en una ciudad cuyos habitantes sobrepasan el medio millón. Se les ve por doquier y con particular código institucionalizado en la población el servicio vacante se “pregona” con el casco del acompañante colgado en los manubrios o en los antebrazos de los “motoristas”. El pasaje se ha valuado socialmente en 10 pesos siempre y cuando el pasajero se desplaza por el area urbana y varía de 20 en adelante si va de un extreme a otro de la urbe.
Al decir de muchos santiagueros es un servicio eficiente con muchos valores agregados. Las rutas personalizadas le permiten a las perosnas ir hasta el mismo sitio de destino de un modo expedito. Por ello aunque sea común para algunos andar para arriba y para abajo en moto, la mayoría resuelve sumarse a la andanza en dos ruedas cuando tiene que trasladarse a un sitio de un modo rápido y exclusivo y coyunturalmente. Por ellos es utilizado lo mismo para una discussion de tesis, para una boda que para un turno medico, siendo menos probable que se use de manera cotidiana por trabajadores y estudiantes para asistir a los centros laborales o de estudio respectivamente.
Por otra parte tal bonanza puede tener su lado oscuro. En los últimos 10 años se han incrementado los accidentes donde están implicados los motores, como también se les conoce popularmente. Muchas veces las colisiones y caidas suceden por el afán de la rapidez para hacer mucho más pasajes en un día. Por eso condicionar la actividad es un paso loable en aras de organizer un servicio que a todas luces conviene a los santiagueros. El próximo paso sera conveniar precios por rutas y quizás así se convierta definitivamente en algo indispensable en la vida citadina. Por lo pronto cada quien brinca al asiento de la moto cuando llegue su momento exclusivo.
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