Por Armando Fernández Martí
Santiago de Cuba, 24 ago.— Cuando nació el 24 de agosto de 1919 fue inscripto en el Registro Civil de Santa Isabel de Las Lajas como Bartolomé Maximiliano Moré Gutiérrez, pero con el decursar de los años fue llamado por el pueblo de una forma más sencilla: El Benny.
Santiago de Cuba, 24 ago.— Cuando nació el 24 de agosto de 1919 fue inscripto en el Registro Civil de Santa Isabel de Las Lajas como Bartolomé Maximiliano Moré Gutiérrez, pero con el decursar de los años fue llamado por el pueblo de una forma más sencilla: El Benny.
Dicen que de niño gustaba andar por el
pueblo escuchando serenatas y después alegrando son su torrente de voz
fiestas, romerías de ríos y descargas y cualquier reunión de gente donde
hiciera falta la música y la canción.
Tal vez él mismo se diera cuenta que allí nada lograría y por eso, aquel mulatito flacucho se echó un día la guitarra debajo del brazo y marchó a la capital en busca de nuevos horizontes para su arte cimarrón.
Tuvo suerte de encontrarse con otro grande de la música cubana, Miguel Matamoros, quien lo llevó a Méjico donde integró varias orquestas hasta dar con la de su compatriota Dámaso Pérez Prado, donde comenzaría a ascender hacia la cumbre del arte musical.
Ya de regreso a Cuba, en 1953 fundó su Banda Gigante y recibe el calificativo de "Bárbaro del Ritmo", no como piensan algunos debido a no saber de notas y solfeos, sino más bien porque ese apelativo es sinónimo de genio y sin dudas, el Benny lo era.
Autodidacta, el Benny interpretó boleros, canciones, guarachas, sones, rumbas, mambos y todo lo hizo bien, pues su voz de tenor con una afinación perfecta era capaz de alcanzar matices profundos en un timbre cristalino.
Muchas de las composiciones y canciones de Benny las dedicó él al suelo patrio. Pinar del Río, Manzanillo, Cienfuegos, Santiago de Cuba, Guantánamo, Santa Isabel de las Lajas, fueron rincones de su Cuba los a los cuales cantó, a esa Cuba que nunca quiso abandonar después del triunfo de la Revolución, no obstante haber recibido jugosas ofertas para que se marchara del país.
Abandonó prematuramente la vida el 19 de febrero de 1963, dueño absoluto de las más completas facultades artísticas y en la cumbre de la popularidad, pero sigue siendo hoy el más querido de los artistas cubanos porque él como ninguno supo representar la idiosincrasia y la identidad de su pueblo.
Este 24 de agosto en el 95 aniversario de su natalicio, el Bárbaro del Ritmo, Benny Moré, no es un recuerdo, sino presencia viva como músico y ser humano, entrañable aún en el tiempo y presente para siempre en la memoria y el corazón de los cubanos y de millones de personas en el mundo.
Tal vez él mismo se diera cuenta que allí nada lograría y por eso, aquel mulatito flacucho se echó un día la guitarra debajo del brazo y marchó a la capital en busca de nuevos horizontes para su arte cimarrón.
Tuvo suerte de encontrarse con otro grande de la música cubana, Miguel Matamoros, quien lo llevó a Méjico donde integró varias orquestas hasta dar con la de su compatriota Dámaso Pérez Prado, donde comenzaría a ascender hacia la cumbre del arte musical.
Ya de regreso a Cuba, en 1953 fundó su Banda Gigante y recibe el calificativo de "Bárbaro del Ritmo", no como piensan algunos debido a no saber de notas y solfeos, sino más bien porque ese apelativo es sinónimo de genio y sin dudas, el Benny lo era.
Autodidacta, el Benny interpretó boleros, canciones, guarachas, sones, rumbas, mambos y todo lo hizo bien, pues su voz de tenor con una afinación perfecta era capaz de alcanzar matices profundos en un timbre cristalino.
Muchas de las composiciones y canciones de Benny las dedicó él al suelo patrio. Pinar del Río, Manzanillo, Cienfuegos, Santiago de Cuba, Guantánamo, Santa Isabel de las Lajas, fueron rincones de su Cuba los a los cuales cantó, a esa Cuba que nunca quiso abandonar después del triunfo de la Revolución, no obstante haber recibido jugosas ofertas para que se marchara del país.
Abandonó prematuramente la vida el 19 de febrero de 1963, dueño absoluto de las más completas facultades artísticas y en la cumbre de la popularidad, pero sigue siendo hoy el más querido de los artistas cubanos porque él como ninguno supo representar la idiosincrasia y la identidad de su pueblo.
Este 24 de agosto en el 95 aniversario de su natalicio, el Bárbaro del Ritmo, Benny Moré, no es un recuerdo, sino presencia viva como músico y ser humano, entrañable aún en el tiempo y presente para siempre en la memoria y el corazón de los cubanos y de millones de personas en el mundo.
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