Por Coral Vázquez Peña
El Septeto Turquino, considerado en el país el principal impulsor del uso de los tambores en ese tipo de formato, es en la actualidad uno de los pilares más importante de los géneros tradicionales de la música cubana.
Si bien este leal defensor de los ritmos más autóctonos de la región oriental no fue el primero en usar esos instrumentos, muy frecuentes en la actualidad entre los septetos, si fue el que mayor impronta le otorgó, logrando su popularidad.
Esa agrupación, que ha paseado la música cubana y santiaguera por los más diversos e importantes escenarios, nació del seno del calor del movimiento universitario de artistas aficionados.
Creado en el año 1982, por Rolando Ferrer Rosado -único fundador que actual integra el grupo-, el "Turquino" ha hecho gala al nombre y llevado su arte al pedestal más alto, en homenaje a la montaña más elevada de la geografía cubana, con un sonido fuerte y fabulosamente tradicional, característica que aún hoy mantiene.
Del paso musical arrollador en sus inicios hablan los numerosos premios recibidos en festivales de artistas de la Federación Estudiantil Universitaria.
Ejemplo de ese ímpetu mozo fueron los primeros lugares en los festivales de base realizados entre 1983 y 1989. Sin dejar de mencionar el primer lugar en el Festival Nacional de Música Cubana, otorgado en la CUJAE, en 1987, y el gran premio en la segunda versión del Festival Nacional de Música Cubana, en el año 1989.
Adalberto Álvarez, uno de los artistas más importantes de la música popular bailable en Cuba y defensor de los géneros tradicionales, no pudo dejar de resaltar la impresionante actuación del Turquino en el año 1994. En el primer Festival Internacional del Son Miguel Matamoros, de ellos expresó que "Mientras jóvenes como los de TURQUINO toquen así la música cubana, nuestro SON estará garantizado".
Otro grande en el continente, Oscar D´ León, disfrutó hasta la embriaguez la actuación de la agrupación en la edición de 1998 del festival Francés de Vic Fesenzac. Tal fue la impresión causada por los jóvenes artistas, que la consagrada estrella incorporó en su repertorio dos de sus temas. Así, "Monta al pelo", y "EL Pregonero" terminaron formando parte de su CD "La Fórmula Original", nominado al Grammy en la categoría de salsa en el año 2000. Ambas composiciones son obra de Osnel Odit, entonces guitarrista del conjunto santiaguero.
El Turquino se ha destacado más por sus giras y presentaciones en vivo, que por la grabación de discos, No obstante posee 6 placas, la mayoría con empresas extranjeras.
Estos son "El Dulcerito llegó" (1993), El Swing del Son (1994), "Son para los Rumberos" (1996), "Amor a Santiago" (1997), "La Banda" (1998), y "Cuídate Muchacho" (1998).
Esta agrupación, perenne bedel de los ritmos tradicionales, ha servido de fuente de inspiración a otros septetos de la región oriental de Cuba, entre ellos el Naborí, el Típico Tivolí o el propio Santiaguero, muy aclamado en la actualidad.
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