Por Armando Fernández Martí
Santiago de Cuba, 7 feb.— Con el fin de restablecer el orden constitucional inexistente en el país entre 1952 y 1958 por el golpe de estado del tirano Fulgencio Batista, el 7 de febrero de 1959, hace hoy 55 años, el Gobierno Revolucionario de Cuba aprobó una nueva Carta Magna, que mantuvo vigente la mayoría de los postulados básicos de la Constitución de 1940, la mas avanzada que había tenido la nación desde que se instauró la República en 1902.
La nueva Ley Fundamental aprobada, sin embargo, fue sometida a algunas modificaciones fundamentales para garantizar el cumplimiento de medidas que constituyeron siempre un anhelo de las masas populares y que para lograrlo, fue que se hizo una Revolución que alcanzó su triunfo mediante la lucha armada, frente a la ilegalidad constitucional de una dictadura que se prolongó durante siete años.
Entre los nuevos postulados de la Constitución Revolucionaria del 7 de febrero de 1959, se encontraba, por ejemplo, el de la abolición del latifundio, lo cual no aparecía en la Carta Magna de 1940 y que fue necesario incluir, teniendo en cuenta que estaba por aprobarse la Ley de Reforma Agraria que proscribía el latifundio en la isla, lo que era fundamental para la distribución de la tierra entre los que la trabajaban.
A partir de la Ley de Reforma Agraria se abriría en Cuba un proceso de radicalización revolucionaria proclamándose otras medidas nacionalizadoras, necesarias para que la nación alcanzara futuramente su verdadera independencia económica, todo lo cual se hizo basado en la legalidad y en defensa de la tradición jurídica consagradora de los derechos del pueblo y de sus instituciones.
La Ley de Leyes aprobada por el Gobierno Revolucionario el 7 de febrero de 1959, se mantuvo vigente en Cuba durante 17 años, pues el 24 de febrero de 1976 fue proclamada la Constitución Socialista, la cual fue sometida a un Referendo nacional el día 15 de ese mismo mes y donde el 97,7 por ciento de los ciudadanos con derecho al voto la aprobaron.
Con la proclamación de la Constitución Socialista, Cuba daba un importante paso de avance histórico hacia la institucionalización del país con la cual cesaría el carácter provisional del Gobierno Revolucionario, que había asumido el poder en la nación el primero de enero de 1959.
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