Por Yulia Nela González Bazán
Santiago de Cuba, 17 feb.— Cuenta una leyenda que al este de la provincia de Santiago de Cuba existía un asentamiento de un grupo de indígenas de la cultura taína que contaba con tierras muy fértiles.Muy cerca de allí, próximo a la zona costera crecía un árbol al que los aborígenes nombraban baconá, al cual le atribuían poderes mágicos.
Tal fábula surge por haberle posibilitado a un niño nativo el don de sacar música de los caracoles de una laguna que desde entonces se conoce como laguna de Baconao.
Este sitio ocupa más de 92 mil hectáreas donde conviven atractivas especies de la flora y la fauna locales que invitan al buen disfrute de la naturaleza. Atrayentes atributos que le valieron para que el 1987 la UNESCO declarara esta zona reserva mundial de la biosfera.
Esta área recreativa incluye además el valle de la prehistoria, único de su tipo dedicado a la ciencia de la paleontología del archipiélago cubano. El centro recreativo y turístico está colmado de esculturas en piedra de animales casi a tamaño natural o gigantesco.
Llamativo es también el acuario Baconao en el cual se puede profundizar sobre la fauna marina del Caribe.El parque Baconao incluye también distintas áreas para que los vacacionistas puedan degustar platos típicos de la exquisita gastronomía cubana.
Lo cierto es que en este sitio se combinan armoniosamente naturaleza y arte. Por ello resalta como uno de los destinos turísticos más visitados por excursionistas nacionales y extranjeros.
Y cuentan que de vez en vez en la tranquilidad de este armoniosos lugar se escucha el mágico sonido de Baconao.
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