Por Marlene Montoya
Santiago de Cuba, 31 dic.— La tradicional Fiesta de la Bandera, cuyos orígenes se remontan a 1901, constituye el acontecimiento cultural más importante de los últimos minutos de cada año en esta ciudad.
Justo a medianoche una Enseña Nacional gigante es izada hasta lo más alto del mástil del antiguo Palacio de Gobierno Municipal, hoy sede de la Asamblea del Poder Popular a esa instancia, frente al parque Carlos Manuel de Céspedes.
Especialistas de la Oficina del Conservador aseguran que su celebración fue iniciativa de Ángel Moya, conocido como Chichí, quien tuvo el apoyo del alcalde y patriota Emilio Bacardí Moreau.
Previo a esa ceremonia, artistas del patio animan el histórico escenario hasta la medianoche, momento en que las máximas autoridades de la provincia de Santiago de Cuba, junto al pueblo, saludan el advenimiento de otro aniversario de la Revolución.
La Fiesta de la Bandera constituye una costumbre arraigada en los hijos de la urbe oriental, que convoca también a visitantes de todas las latitudes que esperan la llegada del nuevo año en medio de besos, abrazos y apretones de manos para desear salud, prosperidad y éxitos.
Reina en la antigua plaza un ambiente de hermandad entre todos los presentes, en tanto se escuchan las 12 campanadas de la iglesia y los fuegos artificiales iluminan la noche anunciando el nuevo año.
En esta ocasión ese escenario está preparado para celebrar el aniversario 55 del triunfo de la Revolución, luego de una intensa jornada de trabajo en los alrededores para que edificios e inmuebles lucieran sus mejores galas.
Cabe destacar el antiguo Ayuntamiento, el hotel Casa Granda, el Museo de Ambiente Histórico Cubano, la Casa del Ajedrez, la Casa de Cultura y la Santa Basílica Metropolitana Iglesia Catedral.
En el caso de los tres últimos continuarán las labores de restauración y conservación para el medio milenio de la fundación de la villa, en julio del 2015.
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