PINAR DEL RÍO.— Después de cinco días de constantes aguaceros, el sol ha vuelto a aparecer a intervalos sobre Vueltabajo. No obstante, la provincia continúa en fase de alarma por las intensas lluvias que todavía persisten a lo largo de su territorio.
Vista desde el aire, Pinar del Río semeja una ciénaga gigante, en la que poblados enteros se hallan inundados. No hay tierras bajas que no estén anegadas por las repetidas precipitaciones, o la crecida de los ríos.
Ello ha obligado a trasladar a viviendas de familiares o albergues a más de 3 000 personas.
Según evaluaciones preliminares, alrededor de 40 casas de curar tabaco han sufrido afectaciones, lo que equivale a decir que unos 69 500 cujes de la hoja, acopiados en la última campaña, se hallan amenazados por la humedad.
En el resto de la agricultura también hay pérdidas cuantiosas, aunque las cifras exactas solo se sabrán cuando desciendan las aguas.
Unido a ello, se han registrado 664 interrupciones del servicio eléctrico, entre las que se incluye la caída de 59 postes.
Los únicos beneficiados con la situación, al parecer, han sido los 24 embalses de la provincia, los cuales incorporaron 187 millones de metros cúbicos en apenas seis días, un volumen que ha permitido elevar el nivel de llenado al 83 % de la capacidad total.
Aunque las lluvias comienzan a ser menos intensas, todavía hay 16 zonas de seis municipios incomunicadas por tierra. A pesar de ello, hasta en los sitios más intrincados funcionan las medidas establecidas para preservar a la población y los bienes de la economía, ante este tipo de contingencias.
Es el caso, por ejemplo, de Punta de la Sierra, una comunidad de alrededor de 2 000 habitantes del municipio de Guane, que desde hace tres días se encuentra incomunicada por el Cuyaguateje.
Además de cortar el paso, la subida del río a 9,7 metros de altura por encima de su cauce habitual, afectó los tendidos eléctricos. De modo que sus pobladores no pueden salir y tampoco tienen corriente.
Aún así, Pedro Luis Camejo, presidente del consejo de defensa de zona, explica que todas las personas residentes en áreas susceptibles de inundarse, se trasladaron en tiempo a casas de familiares o amigos.
Cerca de allí, la comunidad de La Güira también se encuentra incomunicada por las aguas. Sin embargo, en todos los casos, se trata de un aislamiento relativo. Aida Rojas, pobladora de La Güira que en medio del temporal sufrió una fractura de rodilla, así lo confirma.
"En el consultorio me asistieron de inmediato, me entablillaron el pie y me aplicaron calmantes, pero necesitaba una atención más especializada que allí no podían darme",
me comentó a bordo del helicóptero de las Fuerzas Armadas Revolucionarias que aterrizó en La Güira con la misión de trasladarla hasta el hospital de Sandino.
"Estoy muy agradecida, porque aunque estamos en una zona intrincada, no hemos sido abandonados".
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