Autor: Eduardo Palomares Calderón
Mediante la construcción de equipos para el sector azucarero y la electricidad, su colectivo contribuye a ahorrar millones de pesos
Muestra del aprovechamiento de las potencialidades industriales del país, propiciado por las transformaciones emprendidas en el modelo económico cubano, lo constituye el sostenido incremento de la producción mercantil logrado en la Fábrica de Producciones Mecánicas Palma, mediante la diversificación de sus ofertas.
Creada hace 34 años para atender en exclusivo a la industria azucarera, muchos se preguntaban cómo podría subsistir al redimensionamiento llevado a cabo en ese sector, pues de los más de 150 centrales que permanentemente reclamaban sus servicios, apenas quedaron en activo menos de la mitad.
La entidad, enclavada en el municipio santiaguero de Palma Soriano, se vio prácticamente paralizada ya que, además de reducir el mercado, con el desmantelamiento de los ingenios se acumularon equipos y agregados que impusieron la renuncia de renglones tan fuertes como los vasos evaporadores y tachos.
"Fue un momento difícil, pero solo transitoriamente —señala el ingeniero Ricardo Ramírez Garrido, director de la planta—, porque apoyados en nuestros excelentes paileros y soldadores, desde los duros años del periodo especial comenzamos a prepararnos para fortalecer la sustitución de importaciones en la industria azucarera.
"Bajo esa premisa —agrega—, nos convertimos en el único centro que produce en Cuba los ventiladores de calderas de alta presión, para lo cual fue necesario crear las condiciones que posibilitaran realizar el balanceo estático de esos equipos y adaptar un torno para el torneado del rotor, que requiere un diámetro de volteo de 2 400 milímetros, y una longitud de barcaza superior a los cinco metros".
Considerando su valor en el mercado mundial, ascendente a 200 mil euros, la instalación entrega cada año alrededor de 30 ventiladores, cuyo costo de producción no rebasa los 60 mil pesos entre divisa y moneda nacional, de ahí que por ese concepto contribuya al ahorro de más de cuatro millones de pesos en moneda libremente convertible.
En el empeño por ampliar las producciones para la industria, la maquinaria y el transporte del sector, el colectivo integrado por 193 hombres y mujeres asumió igualmente la construcción de clarificadores, condensadores de vapor, machetes para molinos y tuberías de gran diámetro del sistema de vaporización.
De igual forma, liderados por paileros y soldadores como Ubaldo Calderón, Jorge Rosales, Miguel Rojas, Juan Junco y Rafael Mendoza, añadieron a sus renglones entongadoras de sacos de hasta diez metros de altura, mesas alimentadoras de molinos, viradores de camiones y otros medios, algunos de los cuales se exportan a naciones del área.
Debe resaltarse que el desarrollo de estas potencialidades propició en la actual zafra un significativo apoyo a la provincia, mediante la entrega de cocinas-comedores, talleres-novia y casetas para mecánicos móviles, tanques para agua que van de 815 a dos mil litros de capacidad, llantas de carretas, tornillería y piezas de repuesto.
Al decir de Gilberto Mengana, director fundacional de la fábrica, quien con sus 82 años se mantiene por reclamo del personal al frente de una brigada de paileros, "este avance obedece a la disciplina, exigencia y superación constante de hombres con 20 y 30 años de abnegada labor".
EN FUNCIÓN DE LA ELECTRICIDAD
Sin afectar en lo más mínimo la construcción de dos ventiladores, diez rotores, 250 metros de tuberías de gran diámetro y 1 080 machetes de molinos, planteada hasta el momento para la venidera zafra, la fábrica dedica actualmente al estratégico sector eléctrico la nada despreciable capacidad productiva disponible en sus talleres.
"Avaladas por calidad y seriedad en el cumplimiento de los contratos establecidos, nuestras relaciones con la Empresa de Mantenimiento a Centrales Eléctricas (EMCE) comenzaron con la construcción de juntas de expansión de entre dos y cinco metros de diámetro para las termoeléctricas —refiere Ramírez Garrido.
"Luego fuimos asumiendo proyectos tan complejos como los calentadores de aire regenerativos, equipos de grandes dimensiones formados por cientos de componentes que llegan a pesar cerca de 50 toneladas, y que para cumplir cabalmente su operación giratoria requieren de extrema exactitud en el balanceo".
En estos momentos la fábrica produce sendos calentadores para las termoeléctricas de Santa Cruz del Norte y Antonio Guiteras, de Mayabeque y Matanzas respectivamente, encargos supervisados por los especialistas de la EMCE, ingenieros mecánicos Reutilio Ramos Bello y Luis Alberto Rizo Cadet.
"Cada uno de esos equipos cuesta cuatro millones de dólares en el mercado mundial —coinciden en destacar—, y aquí el país solo invertirá 300 mil pesos entre ambas monedas, de ahí que estemos ahorrando más de siete millones en unos equipos que tendremos en unas semanas y con la mayor calidad".
Según Ramírez Garrido, la prioridad concedida a la industria azucarera obliga en ocasiones a rechazar solicitudes del sector eléctrico, que aportó el pasado año el 33 % de nuestros ingresos y en lo que va del actual el 50 %.
Hasta el momento la planta recibe un suministro estable de laminados metálicos de diferente espesor, electrodos y gases planificados. Para elevar la terminación de las producciones acaba de adquirir una moderna máquina limpiadora de superficies metálicas y prevé el mejoramiento del departamento de pintura.
En igual sentido fueron invertidos 200 mil euros en la adquisición de una máquina de tecnología de punta, que operada por jóvenes con conocimientos de computación garantiza la exactitud del balanceo estático de los rotores de ventiladores, decisiva prueba que en estos años solo ha dominado el director Mengana.
Acompañado del cumplimiento de todos los indicadores de eficiencia productiva, entre los cuales sobresale la disminución del consumo energético, tan loable de-sempeño ha mantenido a la fábrica entre las entidades de avanzada de la Empresa de Servicios Técnicos Industriales, del Grupo Azucarero AZCUBA.
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