Autor: Caridad Franco Vega
El escuela para niños autistas, de santiago de Cuba, fue
prácticamente devastada por los descomunales vientos de Sandy. Hoy la
voluntad y el empeño con que allí se labora harán posible, que muy
pronto los escolares con necesidades educativas especiales retornen a su
escuela y a sus imprescindibles rutinas.
"(...) era como si fuera un tornado, yo lo vi hacia mucho
ruido (...)". Así me describe Panchito lo que sintió y vivió cuando en
la madrugada del 25 de octubre el Huracán también rompió su
imprescindible rutina. Mientras continúa moviendo su mano derecha de
manera repetitiva como si dibujara en el aire un tornado.
Frank
Elicer Pérez Gómez, adolescente autista tiene 16 años y gracias a la
familia y a la escuela ha desarrollado habilidades de comunicación y
socialización y además parece tener una especial capacidad de predecir
acontecimientos futuros, esto me lo aseguró su profesora Maribel Rayas
Pérez, quien dirige la Escuela Willam Soler Ladea, que atiende a niños y
jóvenes autistas.
Maribel agrega que "desde la semana, anterior a
que ocurriera el ciclón, Panchito daba vueltas una y otra vez en el
patio de la escuela se tapaba los oídos y decía que Santiago de Cuba iba
a ser historia y el domingo se fugó de su casa repitiendo que había que
ayudar a las personas.
"Tanto su familia como en la escuela
pensamos que estaba sufriendo alguna involución pero no, pues llegó el
25 de octubre y nos dimos cuenta de que Panchito hablaba de esa gran
devastación que provocó el huracán Sandy. Y es que cada vez más
necesitamos continuar investigando y creer pues muchos autistas son
capaces de predecir muchas cosas"
Por estos días Panchito no va a
su escuela, pues la William Soler para niños autistas de Santiago de
Cuba, no solo sufrió descomunales daños materiales sino también en los
recursos tecnológicos.
Su directora se aflige mucho cuando
rememora tantas perdidas pero muy activa supervisa cada detalle del
trabajo y comenta agradecida "a obra avanza a paso gigante, los
constructores han mostrado un sentido de pertenencia por recuperar el
centro, aportando horas de trabajo voluntario tanto después de sus
jornadas como los fines de semana"
Por ahora los niños se
encuentran en aulas habilitadas en hogares y otros centros
educacionales, recibiendo la atención educativa integral. De manera que
lo escolares desarrollen sus potencialidades y logren la integración
social.
La laboriosidad, el empleo óptimo del tiempo y los
recursos, vuelven a ser decisivos para que adolescentes y niños autistas
como Panchito retornen a su escuela.
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