Plaza de la revolución

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lunes, 12 de noviembre de 2012

El golpe de Sandy en la costa fue descomunal


Autor : Eduardo Palomares Calderón

Los daños ocasionados en la franja revelan la necesidad de estructurar un escudo de protección costera

"En apenas tres o cuatro horas, Sandy transformó dramáticamente el diseño que la zona costera del municipio Santiago de Cuba había adoptado tras largos años de constante accionar del mar y la activa participación de la población".

Tan categórica afirmación pertenece a la doctora en ciencias sociológicas Ofelia Pérez Montero, directora del Centro de Estudios Multidisciplinarios de Zonas Costeras de la Universidad de Oriente, quien encabeza el equipo de especialistas que por indicaciones del Consejo de Defensa Provincial evalúa las afectaciones originadas por el huracán en la primera línea de costa.

Para ribetear la destrucción causada en la ciudad, el fenómeno natural combinó sus vientos con la fuerza de las olas, al ensañarse con comunidades costeras como Mar Verde, Cayo Granma y Siboney e instalaciones como el hotel Bucanero, el restaurante Pedro el Cojo, el acuario Baconao y playa Daiquirí.
"Hay evidencias de casas y centros de mampostería con placas de hormigón que fueron barridos —refiere la investigadora— traslado de arena a más de 30 metros, de enormes rocas desplazadas a largas distancias, daños al ecosistema, en manglares, playas y la bahía.
"Estamos estudiando humedales quemados por la fricción del viento, donde destruyó el hábitat de especies marinas y aves que acudían a alimentarse y desovar, en playas rellenadas con piedras del lecho marino, y en otras mejoradas por el reacomodo de los sedimentos y la arena de la zona".

Según observaciones de los pobladores de mayor edad, en diferentes puntos las olas alcanzaron de seis a nueve metros y la surgencia en el litoral costero 2,5 metros, mientras que el mar penetraba de 35 a 200 metros en determinadas comunidades y hasta 50 en zonas bajas de la ciudad de Santiago de Cuba.

"Realmente —afirma la doctora Pérez Montero— el impacto apreciado carece de antecedentes en el territorio, y rebasa los cálculos que para un huracán categoría II, estimaron los estudios científicos realizados con la participación de una veintena de organismos, y la reconstrucción de la memoria histórica de la población".

A LA DERECHA DEL OJO

Aun cuando al penetrar por playa Mar Verde Sandy tenía a la izquierda de su ojo casi dos tercios de toda la extensión costera con que cuenta la provincia, fue en la porción existente a su derecha donde, como plantean los especialistas en meteorología, resultaron mayores la furia de las olas y las penetraciones del mar.

"El primer golpe se aprecia aquí donde tocó tierra —reseña Esperanza Galindo Bravo, delegada del Poder Popular en Mar Verde—, el mar arrancó pinos de raíz, quebró muros de hormigón y devastó 44 casas con olas jamás vistas, tanto en tamaño como en consistencia".

Un poco más al Este, lugares como Punta Gorda, Altamira, Los Cangrejitos y sobre todo Cayo Granma, sufrieron afectaciones de consideración por olas que penetraban al interior de la bahía, barrían los espigones del puerto Guillermón Moncada y dañaban paredes de los almacenes.

Con una infraestructura mayor que los pequeños asentamientos en torno a la bahía, toda vez que posee una franja de costa habitada superior a los dos kilómetros de largo, el poblado de Siboney resulta quizás el más impresionante entre los impactados.

"El mar acabó con 45 casas, incluyendo muchas de placa y arrasó 20 centros económicos, sociales y de servicios, muchos de ellos de reciente construcción pues, además de olas de hasta nueve metros, los golpeó con rocas de más de una tonelada de peso, lo cual constata su descomunal fuerza", expresa Wenceslao Gómez, presidente del Consejo de Defensa.

"Lo esencial es que no tuvimos pérdidas de vidas humanas —destaca el teniente coronel de la reserva Andrés Figueredo Velásquez—, porque después del terremoto de Haití, por orientación del presidente del Consejo de Defensa Provincial, Lázaro Expósito, nos dimos a la tarea de planificar y ejecutar planes contra ocurrencia de tsunamis.

"Por ello —agrega— al percatarse de cómo venía el fenómeno, el propio presidente del Consejo de Defensa Provincial llamó y nos dijo que aplicáramos esos planes que le habíamos mostrado, y no se equivocó, porque sin tsunami, el mar penetró hasta las casas que servirían de protección a los que vivimos frente al mar, y fue necesario subir a las elevaciones cercanas".

"Para que se tenga una idea de lo sucedido —interviene el responsable de Defensa Civil, Raúl Pérez—, de aquí al hotel Bucanero hay más de dos kilómetros de distancia por la costa, y luego de destrozar sus instalaciones, el mar trajo a esta playa fragmentos de paredes, aires acondicionados, colchones, refrigeradores y otros objetos de ese centro".

Por la magnitud de los daños, todos los pobladores participan en las tareas de recuperación de las instalaciones dañadas, apoyan en la limpieza a una brigada de 71 constructores de la provincia de Cienfuegos y acuden organizadamente a la compra de los materiales llegados para la ejecución de sus viviendas.

SE IMPONE MAYOR EXIGENCIA

Sin haber concluido la evaluación, el informe preliminar del Centro de Estudios Multipropósitos de Zonas Costeras refleja el reto que entraña para las instituciones y comunidades que viven y hacen uso de la línea costera, asumir conscientemente el nivel de peligrosidad, riesgo y vulnerabilidad latente, sobre todo para inmuebles en precarias condiciones.

"Sandy nos ha dado suficientes elementos para un análisis y propuestas más realistas en el reajuste de la línea de peligro de la zona sur oriental, en el tipo de construcción que debe ejecutarse y en una mayor exigencia por parte de la Dirección de Planificación Física sobre el reordenamiento territorial", explica la doctora Ofelia Pérez.

"La mayoría de las viviendas e instalaciones destruidas se encontraban en la duna o en un punto muy vulnerable, lo cual valida las inquietudes planteadas en reuniones del Consejo de Ministros y en la Asamblea Nacional del Poder Popular, partiendo de que como isla necesitamos un escudo de protección costera".

Junto a esos incuestionables elementos socio-económicos, para todo el sistema costero santiaguero se impone igualmente la rehabilitación del medioambiente, toda vez que los arrecifes coralinos y plantaciones de manglares sufrieron afectaciones que alteraron su función protectora de salinidad, neutralizadora de contaminación y garantía de alimentos.
 

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