Autor : Isabel Zaldívar Diéguez
El 30 de noviembre se conmemora el aniversario 56 del levantamiento
armado de esta ciudad, organizado por Frank País García, donde
ofrendaron sus vidas Pepito Tey, Tony Alomá y Otto Parellada.
Fue
el viernes 30 de noviembre de 1956 cuando Santiago despertó diferente.
Cientos de jóvenes dirigidos por Frank País García, Jefe de Acción y
Sabotaje del Movimiento 26 de Julio, apoyarían el desembarco del
Granma, previsto para ese día. La complicidad entre los noveles
combatientes y la urbe toda ponían al día el brazalete rojinegro. La
operación fue cuidadosamente preparada.
Uno de los combatientes
de aquel levantamiento, Carlos Sarabia, reveló que presentía que estaban
próximos a librar una acción de grandes dimensiones.
Rosa Isabel
Infante Moya, también combatiente de la acción, ya conocía a Frank
País. Ambos fueron maestros de la misma escuela. Fue así como el joven,
conocedor de que Isabel era buena dibujante, se le acercó en una ocasión
y le solicitó que diseñara un uniforme con refuerzos en los codos y las
rodillas, y que tuviera en el pantalón bolsillos grandes donde cupieran
varias cosas. Así lo hizo, y el 30 de noviembre los soldados
revolucionarios estrenaron el uniforme verde olivo diseñado por ella,
con el brazalete rojinegro del 26 de julio.
A la hora y media de
duro combate fue ordenada la retirada de las fuerzas revolucionarias.
Sin embargo, éste no fue un enfrentamiento más a la dictadura. La
envergadura de la operación planificada y dirigida por Frank País
estremeció los cimientos del régimen y prendió en Santiago de Cuba la
llama de rebeldía.
El mismo Frank describió lo sucedido en el
periódico Revolución, órgano del movimiento insurreccional: "armas de
todos los calibres vomitaban fuego y metralla. Alarmas y sirenazos de
los bomberos, del cuartel Moncada, de la Marina. Ruidos de aviones
volando a baja altura. Incendios en toda la ciudad. El ejército
revolucionario dominaba las calles y el ejército de Batista pretendiendo
arrebatarle ese dominio. Los gritos de nuestros compañeros, secundados
por el pueblo, y mil indescriptibles sucesos y emociones distintas...".
De
ahí que años más tarde, Armando Hart, combatiente también, declarara
que, el 30 de noviembre significa el papel de las ciudades en la lucha
insurreccional.
Las inclemencias del tiempo y el exceso de carga hicieron que el yate Granma arribara dos días después de la fecha prevista.
En
el camino quedaba la sangre joven de Pepito Tey, Otto Parellada y Tony
Alomá. A la hora y media de duro combate fue ordenada la retirada de las
fuerzas revolucionarias.
El levantamiento no cumplió su objetivo
principal, al no coincidir con el desembarco por dificultades
presentadas por el yate en su travesía, pero estremeció al régimen y
sembró la esperanza.
Ese asalto de Santiago de Cuba al amanecer
del viernes 30 de noviembre de 1956 es un gesto, es ardor de una ciudad
que se vistió de verde olivo. Y justo hoy a 56 años, el calendario
coincide con un viernes y con generaciones de jóvenes que aman y
trabajan por idénticos objetivos en defensa de la patria.
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