Autor :Adis López González
En medio del rojizo y rocoso paisaje, la belleza aleja la reflexión
para un después. Unos por la superstición y otros por algún que otro
"milagro" hacen parecer que, además de la hermosura, el agua aquí posee
propiedades curativas.
El "Lago Azul", como se le conoce
popularmente, es una cuenca que quedó abierta luego de excavaciones
realizadas en las minas de cobre, del poblado de igual nombre.
Con
el tiempo, el agua subterránea que se desviaba debido al bombeo
emergió, ahora con altas concentraciones microscópicas de metales
pesados, propios del relieve que rodea a la cavidad. Algunos como la
azulita y la malaguita le proporcionan esos tonos verde-azul que la
distingue.
Pero más que sanar alguna que otra infección, bañarse
en esta aparentemente inofensiva laguna, nos expone a la intoxicación
por metales pesados más de lo que nuestro organismo puede tolerar y
causaría graves enfermedades como cáncer o el envenenamiento, máxime si
se ha comprobado existe arsénico en las piritas.
De ahí que se
utilicen los propios recursos naturales para advertir que está prohibido
bañarse, ingerir e incluso usar para regadío. Un llamado también a
fomentar una verdadera educación ambiental en pos de nuestro propio
beneficio.
Hay cosas que parecen ser y no son, sentencia la
sabiduría popular. La laguna Azul es sin dudas, inmensamente bella, una
hermosa fotografía, en un entorno natural e histórico, pero sólo para
admirar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario