Autor : Coral Vázquez Peña
En la actualidad se aboga por la sustentabilidad de las empresas,
incluyendo a los centros de ciencia que puedan ser autofinanciados, lo
que sin dudas constituye una trasformación que defiende el propósito de
llevar los cambios de la economía cubana a todos los sectores de la vida
nacional.
Sin embargo, un nuevo peligro se avecina pues si
tradicionalmente la comunicación social, que incluye la divulgación
científica, ha sido incomprendida por algunos y rechazada por otros, en
este nuevo panorama no pocos priorizarían las ciencias duras y las
producciones, por encima de la información, considerada además como un
bien intangible.
Precisamente cómo hacer palpable, perceptible y
visible el quehacer de los centros de innovación a través de la
comunicación, ese es entonces uno de los nuevos retos de la ciencia
cubana, y entorno a esta idea, giraron los debates de los participantes
en el Foro de Comunicación de la Ciencia que se desarrolla en Santiago
de Cuba.
Según Mónica Berenguer, directora del Centro Nacional de
Electromagnetismo Aplicado CNEA, se debe partir por hacer sustentables y
sostenibles espacios como el foro, y ello conllevaría a que los centros
investigativos abracen la idea con una mayor participación, pues en la
integración hacer cada uno menos rendiría mayores frutos.
Además
advirtió de la necesidad de conservar la memoria histórica de las
instituciones de innovación, pues de perderla, se extraviaría también su
objeto social, su identidad y su razón de ser.
Por su parte el
también investigador del CNEA, el Dr. Luis Bergues Cabrales, explicó
la necesaria colaboración que debe existir entre el investigador y el
comunicador, alegando que es importante crear en la población una
cultura científica y en los científicos, también urge crear una cultura
de divulgación.
Lograr la sostenibilidad de los centros de la
ciencia es cierto que implica beneficios económicos, pero estos nunca
pueden ir desligados de la parte social pues es la divulgación de su
quehacer es una forma de legitimar una profesión y obtener un
reconocimiento social.
El quid de la cuestión está entonces en
sacar los mejores provechos de esa divulgación, y convertirla en otra
forma de obtención de dividendos económicos y sociales. Se trata además
de cambiar modelos de desarrollo y de trabajo hasta entonces
entronizados y de buscar en la comunicación otra fuente de ingresos.
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