Autor :Caridad Franco Vega
La mujer cubana, descendiente de aquella primera mujer salimos y remontamos vuelo desde hace más de un siglo
La discriminación por razón de género tiene un carácter histórico, desde los propios orígenes de la civilización las sociedades que se desarrollaron eran patriarcales en las que los hombres representaron el patrón formal, mientras que las mujeres fueron consideradas desiguales e inferiores.
En los relatos religiosos se encuentran, arquetipos promulgados por las Iglesias, que sustentan en el dogma de que los varones son superiores a las hembras, pues según las creencias judía, cristiana y musulmana. Adán y Eva fueron los primeros seres humanos: hombre y mujer que poblaron la Tierra.
Adán fue creado primero, y Dios, al verlo solo, decidió que necesitaba una compañera que fue creada partiendo de una costilla del hombre. Este credo sirvió para que en la Génesis se le concediera el rol protagónico a lo masculino, y se le atribuyese un papel subordinado a la mujer.
Y aunque como dice el trovador Silvio Rodríguez “Eva no quiere ser la paridora, Ella, prefiere parir pero después escoger donde ir, Eva sale y remonta vuelo, Eva deja de ser costilla”. Nosotras descendientes de aquella primera mujer salimos y remontamos vuelo desde hace más de un siglo.
En Cuba es a partir de 1902 con la instauración de la tramposa República que comienzan a proliferar la documentación que sustenta el movimiento feminista en la isla caribeña. El propio derecho al sufragio no se alcanza hasta 1934, después de un largo camino que les permitió a partir de las elecciones de 1936, ser electoras y elegibles, otorgándoles el derecho y la posibilidad de decidir los destinos de su nación.
Esta reflexión, la venía madurando desde hace algún tiempo pensando en grandes mujeres que nunca negaron sus diferencias físicas con los hombres, pero se impusieron crecieron y volaron por amor por sobre todo las cosas. Por eso me sirve de coletilla para repensar en un hecho tan simple como la gira nacional que está haciendo la cantante cubana Rochy y que ha titulado Todas Contracorriente, (a propósito de un hermoso tema que interpreta con la participación de Omara Portuondo) y en las presentaciones se hace acompañar de escritores, sociólogos e investigadores que complementan sus actuaciones con charlas y conversatorios sobre el feminismo en Cuba.
Cien años después el debate es tan actual que resulta casi increíble. Puede usted encontrarse aún las más arraigadas concepciones que rayan en la sumisión feminista y hasta los más erróneos conceptos machistas.
Por suerte las presentaciones de la cantante Rochy y sus jóvenes músicos no tienen nada que ver con la defensa a ultranza de los derechos de la féminas y si de preservar esa imagen de la mujer en la canción, la no violencia en los textos y el respecto en la visualidad de la mujer en los vídeos musicales.
Ser objeto de placer no necesariamente tiene ver con un tratamiento peyorativo y denigrante de la mujer. La hermosura y sensualidad pueden estar aparejadas a la inteligencia, sabiduría y valentía de las mujeres. Recordemos hermosos textos como nuestra Longina o Damisela Encantadora y hasta la propia “Bayamesa”, de Céspedes y Fornaris.
Nada, que la presentación de Rochy en días pasados en la Casa de la Trova, regaló a los presentes que colmaron el colonial espacio, un homenaje a las musas inspiradoras y en particular a aquella primera mujer culpada de ser la causante del pecado original.
No soy de las que voy “a contracorriente” pero sí la que defiende mi derecho a crecer, soñar, volar y sobre todo a no conformarme con ser la Cola de un Cometa.
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