Autor :Isabel Zaldívar Diéguez
A propósito de hoy, Día Mundial de la Diabetes, quiero contarles la historia de un santiaguero que padece la enfermedad sin tener antecedentes familiares y con una aparente salud de hierro. Atentó contra él su desorden alimentario y obesidad, entre otras causales.
Se trata de un ingeniero vecino del barrio, con una familia funcional y muy sana, sin genes hereditarios de la diabetes mellitus por ninguna de las dos ramas. Un hombre fuerte y muy saludable, pero a las características de su trabajo que lo mantenían en permanentes viajes, con alimentación muy inestable, se le agregó la muerte de sus padres y una hija, más la ruptura del matrimonio, que llevaron a Jorge Antonio a padecer de esta enfermedad crónica. La noticia lo impactó sobremanera. Sin embargo tuvo la suerte de contar con personal médico de excelencia, quienes hicieron la aseveración de que “actividad física y alimentación sana son claves para el control de la diabetes”
El 14 de noviembre se conmemora el Día Mundial de la Diabetes, fecha oportuna para generar mayor conciencia sobre el problema que conlleva este padecimiento. La diabetes es una enfermedad crónica que se caracteriza por presentar niveles constantes aumentados de azúcar en sangre y puede dañar arterias y algunos órganos. Si no se trata adecuadamente, a largo se complica con retinopatía, nefropatía, neuropatía, enfermedad vascular periférica y del sistema cardiovascular.
Según especialistas la Diabetes Mellitus está catalogada mundialmente como la pandemia del siglo XXI. Se prevé que dentro de 20 años el 65 por ciento de la población padezca dicha enfermedad. La cifra indica que más de 250 millones de personas viven con diabetes en el mundo. En Cuba existen más de 300 mil diabéticos, con una prevalencia de 31 por mil habitantes, por lo que ocupa el cuarto entre las enfermedades crónicas no trasmisibles.
En Santiago de Cuba son atendidos más de 30 mil diabéticos, de ellos once mil viven en el municipio cabecera.
Y justamente en la Ciudad Héroe de la República de Cuba funciona un Centro de Atención Integral al Diabético, a donde concurren los pacientes remitidos de diferentes instalaciones de Salud Pública. Su misión es contribuir a que los pacientes aprendan a convivir con la enfermedad y conozcan los estilos de vida necesarios para mantenerse estables.
Fue precisamente en este Centro de Atención al Diabético donde Jorge Antonio aprendió en una semana a alimentarse saludablemente y acorde con su enfermedad, a inyectarse la insulina y a realizarse los análisis para medir azúcar en sangre. Definitivamente, aprendió a vivir de manera tranquila con la diabetes.
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