Por Margarita Piedra Cesar
Santiago de Cuba, 29 sep.— Un día como hoy, 29 de septiembre, pero de 1933; es decir 86 años atrás, fue asesinado el niño de 13 años Francisco González Cueto, Paquito, mientras participaba en el entierro simbólico de las cenizas de Julio Antonio Mella, en La Habana.
Paquito era miembro de la Liga de Pineros de Cuba, organizada por el Partido Comunista, la cual agrupaba a los niños entre 10 y 14 años, que se veían obligados a hacer vida clandestina, pues su organización estaba entonces prohibida por las autoridades gubernamentales.
Las cenizas de Mella habían llegado a Cuba procedentes de Méjico y depositadas en la sede de la Liga Antimperialista, en la calle Reina, donde recibirían el honor merecido de trabajadores, militantes comunistas y pioneros, y después se trasladarían hasta un obelisco construido en el Parque de la Fraternidad, donde serían enterradas simbólicamente.
El Coronel Fulgencio Batista, Jefe del Ejército, había declarado que no aceptaría manifestaciones y desplegó fuerzas policiales a lo largo de la calle Reina, por donde el pueblo marchó con las cenizas de Mella en brazos lo que dio lugar a un enfrentamiento entre las fuerzas represivas y los manifestantes, provocándose una balacera.
No obstante a eso, el pionero Paquito González se mantuvo firme en la manifestación, luciendo la insignia de la organización en su pecho y portando un cartel donde podía leerse: ¡Abajo el imperialismo! Un disparo alcanzó al niño, destrozándole el cráneo provocándole la muerte cuando solo le faltaban 20 días para cumplir 14 años de edad.
86 años después de aquellos sucesos, el recuerdo del pionero-mártir, Francisco González Cueto, su entereza, responsabilidad y valentía, son y serán siempre ejemplos para la Organización de Pioneros José Martí, que tienen en este niño un paradigma para todos los tiempos.
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