Por su misterioso canto en un paraje santiaguero, el pájaro de la bruja Permanece como obra artística por reconocidos creadores
Por Maria Elena López Jiménez
Santiago de Cuba, 1 ago.— Aunque ya quedó eternizado en el arte tanto en la plástica como en los audio-visuales, las anécdotas sobre el pájaro de la bruja siguen haciendo época entre el mar y las montañas del municipio santiaguero de Guamá.
Con la investigación, el augurio del canto desapareció pero todavía continúa en pie lo misterioso de su estancia y por qué no, en interrogación, el nombre de la ensenada donde fue reconocido, quién sabe si lo sombrío del ave la bautizó; de su existencia se entretejen diversas ficciones que viven en el imaginario popular, cuando llega a mediado de cada otoño y se aleja en la primavera siguiente.
Aquí describo lo que un día grabé para el desaparecido programa Guión 5 cuando aún Tele Rebelde tenía su sede en Santiago de Cuba.
En los trajines periodísticos de la edición premiada por el comité provincial de la UNEAC en 1979 bajo el título “La costa de la Vida”, un lugareño y cuentero, narró la leyenda de los compadres en sus 2 vertientes: la primera, que dirimieron los problemas de una finca con la pelea a muerte y la otra, las querellas de celos por una mujer… Un mito que perpetúa al ave que durante la madrugada canta y replica un gemido, o la voz de un pastor arreando su ganado; con las primeras luces del amanecer desaparece sin dejar rastros del suceso nocturno.
En la crónica televisiva el destacado investigador, Doctor en Ciencias, Nicasio Viña Bayés, dio a conocer que fue en esta zona donde se capturaron ejemplares del Petrel por vez primera, el 28 de enero de 1977.
También atraído por la magia de la narración, el desaparecido artista tunero-santiaguero, Raúl Pomares, regresó un día de la capital para adentrarse en la cultura comunitaria del municipio; una idea que fluyó en él desde que conoció a la serranía de Guamá; fundó el proyecto “El pájaro de la Bruja”, que incluía un original espacio radial, en el que promocionaba vida y valores de la serranía; organizó exposiciones de pintura naif y guateques; inició grupos de aficionados y veladas conmemorativas. Perseguía revestir en perfil creador, desde la ensenada la leyenda de la mujer convertida en ave siniestra, darle a aquel asentamiento los aires de universalidad; estimuló el
trabajo de sociólogos, sicólogos, economistas, titiriteros, músicos, pintores, actores, quienes a su llamado acudieron de todo el país.
Con otro atisbo, el creador santiaguero Joel Aguilera Tamayo se inspiró en los decires lugareños sobre el petrel de cabeza negra y emergió la litografía “El pájaro de la bruja” con técnica de aguafuerte. Su espiritualidad cala profundo.
En el 2011 el cineasta Carlos Y. Rodríguez realizó el audiovisual “La leyenda de La bruja” en el que formuló las circunstancias de la zona: bohíos, arrias de mulos, caminos y trillos, cultivos de viandas y vegetales así como la crianza de aves y otros animales; la vida a un ritmo diferente.
Como en la crónica de Guión 5, los pobladores se colocaron al habla frente a la cámara describiendo cada cual lo que ha distinguido a la ensenada, el trino volador, que a veces parece testimonio de lo trágico que pudo ser, o la voz de un hombre tosco en un pastoreo madrugador. Esta pieza se embellece por la nobleza de los protagonistas y el encanto de los paisajes “sierramaestreros”.
La investigación aclaró la existencia del pájaro oceánico, conocido científicamente por Pterodrama hasitata, que habita durante 2 estaciones en esa costa de Cuba y que se integra a un proyecto para conservar las especies raras en peligro de extinción, según se precisa en el Centro Oriental de Ecosistemas y Biodiversidad (BIOECO), con sede en Santiago de Cuba.
El petrel de cabeza negra está en preservación y se estudia la rehabilitación del hábitat según se detalla en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
El ave de vuelo continuo, concentra su población mundial en las costas de Carolina del Norte, Estados Unidos, y emigra en octubre hacia diferentes puntos del planeta, entre ellos, el litoral santiaguero, que acoge entre el otoño y el invierno a una de sus colonias más numerosas.
La escala en Cuba del Pájaro de la Bruja se localiza solo en esa geografía del archipiélago, donde hasta hoy el avecilla se guarda sigilosamente de los pobladores para contribuir a sus incógnitas, influyendo el color parduzco, su planeo rasante al mar y la costumbre de arribar a la costa al anochecer y abandonarla antes del alba; extiende su copla velada que perciben los habitantes de la ensenada de la Bruja.
A pesar de los esfuerzos realizados, no se ha podido comprobar que se reproduzca en nuestro país; sin embargo, durante la época reproductiva que comienza a partir de diciembre; se han observado hasta 40 individuos en la localidad santiaguera quienes sugieren que podrían hacerlo en las laderas escarpadas del territorio, muy similares a los sitios donde nidifican en República Dominicana y Haití, formando colonias. Lo especial es que pone un solo huevo; se alimenta de peces, calamares e invertebrados que encuentran en afloramientos de las aguas marinas.
Hoy por hoy se inscribe como uno de los más importantes hallazgos ornitológicos del siglo XX; como testimonio se exhibe un ejemplar embalsamado en el museo de Historia Natural “Tomás Romay” en esta ciudad suroriental.
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