Santiago de Cuba, 8 jul.— La delegación de la República Oriental del Uruguay, país invitado en la edición 39 del Festival del Caribe, cumplió con creces el compromiso de participar en esa cita cultural, en esta ciudad, luego de vencer obstáculos por la distancia geográfica y de tipo financiero por lo costoso del viaje.
Integrada por 147 artistas e intelectuales, tuvo el difícil momento de determinar quiénes venían o no para poder cubrir el pasaje y la estadía, ya que casi todos sufragaron sus gastos, dijo en exclusiva a la ACN Cecilia Ovilet Giglio, artista de las artes plásticas presente en la Fiesta del Fuego en Santiago de Cuba.
Expresó que en Uruguay la cultura es la cenicienta, al no dedicarse recursos económicos del presupuesto con esos fines, y se ve a los artistas como personas que se divierten haciendo lo que les gusta, no lo consideran un trabajo.
Para estar en Santiago de Cuba hubo que hacer sacrificios y los grupos artísticos de danza, candombe, tango y otros durante casi dos años realizaron rifas, vendieron comida y tortas para reunir un dinerito, ya que también había que comprar el pasaporte, comentó.
Puso su propio ejemplo que para sobrevivir económicamente trabaja a la vez como distribuidora de purificadores de agua y los instala en los hogares.
Alejandro Cruz, director artístico de la delegación uruguaya, destacó la participación de seis grupos, entre estos el de danza clásica mezclada con ritmos afro uruguayos, uno folclórico, un coro de canto popular y el de baile del candombe, al igual que viajaron artistas individuales, escritores y otros intelectuales.
La sede del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos en la provincia es la Casa de Uruguay hasta el venidero martes cuando concluye el evento, mostrando la música, bailes, danzas y arte culinario de esa nación del cono sur americano.
En todos los escenarios donde están presentes los uruguayos, se reconoce el esfuerzo por el tiempo de preparación y además financiero y, en especial, a la pareja coordinadora de la delegación: el matrimonio formado por Sara Medeiros Picón y Oscar Damián Corujo, profesores jubilados que hicieron posible la dedicación a Uruguay de esta edición.
Contó Sara que en 2010, de visita en Venezuela, conocieron de la celebración del Festival del Caribe por el intelectual santiaguero Vitelio Ruiz Miyares y, al siguiente año, vinieron a título personal y quedaron enamorados de Santiago de Cuba, de donde de cada rincón sale música.
Ya al otro año, comentó, se hicieron acompañar por una delegación de 17 personas y donativos como instrumentos musicales.
Destacó Sara que como coordinadores pusieron su corazón para hacer posible este sueño, con una cadena de confianza entre muchas personas de Cuba y Uruguay, y reconoció que valió la pena y ahora disfrutan del intercambio cultural entre países caribeños y de otros continentes.
Con toda seguridad marcharemos a Uruguay enriquecidos de todos quienes compartimos estas intensas y alegres jornadas en Cuba, algo para no olvidar nunca, indicó finalmente.
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