Por Margarita Piedra Cesar
Santiago de Cuba, 22 jul.— Días después del asalto al Cuartel Moncada cuando fue hecho prisionero en las montañas de la Gran Piedra, próximo a Santiago de Cuba, y trasladado al Vivac de esta ciudad, el joven abogado Fidel Castro declaró que el autor intelectual de los hechos del 26 de Julio fue nuestro apóstol José Martí, lo que ratificó posteriormente en el juicio que se decidió por el intento de derrocar a la tiranía batistiana con el asalto a los cuarteles Moncada de Santiago de Cuba y Céspedes de Bayamo.
De ahí que el ideario martiano fuera considerado como la base política e ideológica de este movimiento revolucionario encabezado por el doctor Fidel Castro Ruz y que tomó precisamente el nombre de Generación del Centenario, en homenaje a los cien años del natalicio del Apóstol de la independencia de Cuba.
La propia composición social de los asaltantes: obreros, campesinos, intelectuales, estudiantes, constituyó la más cercana vinculación de este movimiento a Martí, el cual había proclamado en uno de sus versos sencillos: “Con los hombres de la tierra quiero yo mi suerte echar”
El Programa del Movimiento y su aplicación en caso de tomarse el poder, tenía profundas raíces martianas: el problema de la tierra, del hambre, de la miseria, de la vivienda, la educación y la salud, entre otros. Fueron también anhelos martianos en su tiempo.
En el juicio por los sucesos del Moncada, Fidel no negó esta vinculación con el ideario martiano y fue por ello que la tiranía prohibió se leyeran los libros del Apóstol en la cárcel donde guardaban prisión los jóvenes asaltantes.
La historia encargaría posteriormente, de reafirmar el propósito martiano de Fidel y los jóvenes de la Generación del Centenario, ya que tras el triunfo del Primero de Enero de 1959, toda la obra de la Revolución ha estado guiada por el pensamiento del Apóstol.
A 66 años del asalto a los cuarteles Moncada, de Santiago de Cuba y Céspedes de Bayamo, el Héroe Nacional Cubano José Martí sigue estando presente en el acontecer de nuestro pueblo y su Revolución, reafirmando que la sangre derramada junto a su tumba por los jóvenes de la Generación del Centenario no fue en vano.
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