Por Rosalina Tamayo Arañó
Palma Soriano, Santiago de Cuba, 11 jun.— Mucho tuvo que pelear el pueblo cubano por sus derechos, desde que la Enmienda Platt dejara sellada en la Constitución el despojo y la ignominia. Hoy en otro momento histórico seguimos en la pelea.
A la vuelta de 60 años, sigue siendo un imperativo la lucha y la denuncia, pues los intentos imperialistas de apoderarse de Cuba, no han cesado.
A los que sueñan la vuelta a un pasado, hay que recordarles que la Revolución entregó a sus verdaderos dueños lo que unos pocos habían acumulado para la explotación y el lucro.
La política de nacionalizaciones iniciadas en 1960, fue un detonante para algunos que decidieron emigrar y por ello muchas viviendas abandonadas fueron expropiadas y convertidas en centros para el beneficio del pueblo.
Así sucedió con la casa, ubicada en Paquito Borrero, No. 154 entre Calixto García y Avenida Libertad, que se convirtió como el Círculo infantil “Nito Ortega” para propiciar la incorporación de la mujer al trabajo. Estuvimos indagando con trabajadoras y madres sobre ¿Qué pasaría si este sitio fuera arrebatado hoy por leyes aprobadas en tierras lejanas?
Ailín Varela es una joven profesional que comienza a adaptar a su Valentina a esta institución y al contestar nuestra interrogante lo primero que nos dice es “si esto fuera así, yo no podría reincorporarme a trabajar luego de haber disfrutado de mi licencia de maternidad, si esa ley sucia llegara a cumplirse mi niña no tendría la posibilidad de estar en una institución de educación organizada con la mejor calidad para desarrollarsus habilidades cognitivas, donde tiene garantizada su alimentación y el cuidado de personas capacitadas, por eso no me entiendo con la Ley Helms Burton, porque no entiendo que pretenda quitarnos a los cubanos lo que hemos construido de bueno para todos”.
Coincide en su pensamiento la educadora de tercer año de vida Yamila Nieto Cruzata que expone “los que vivían en esta casa emigraron del país y el gobierno revolucionario creó este círculo infantil donde yo trabajo hace 19 años, te imaginas, aquí yo me he desarrollado como profesional, cuántos niños han pasado por aquí, que aprendieron buenos hábitos de vida y de conducta, y estos que están que se sienten como en su casa, para que un extranjero venga a decirnos que debemos salir de aquí. No, no podemos entendernos con una Ley que quiere arrebatarnos lo que hoy es para el beneficio de tantas familias, tantas mujeres trabajadoras y principalmente, nuestros niños. Por eso como educadora digo que contra nuestros niños no nos entendemos”.
Enma, José, Oliver, Samuel y sus amiguitos que tienen 3 años y disfrutan de su círculo infantil, me lo hicieron saber con espontaneidad al decirme que les gusta estar allí porque juegan y aprenden mucho.
Lo que se conquistó a partir del 1ro de enero de 1959, hizo vibrar a un pueblo, que por fin veía que sus sueños se hacían realidad, sueños que hoy seguiremos defendiendo, porque bajo presiones y amenazas no nos entendemos.
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