William Clinton el 12 de Marzo de 1966 firma la Ley Helms Burton |
Santiago de Cuba, 12 may.— En las elecciones legislativas de 1994 en los Estados Unidos comienza a gestarse la Ley Helms Burton, cuando por primera vez en 40 años los republicanos toman el control de ambas cámaras del Congreso Norteamericano, a partir de ese momento se intensifican las hostilidades contra la isla con un incremento del poder de influencia de los grupos anticubanos, aliados incondicionales de los republicanos.
Para entonces el senador Jesse Helms fungía como Presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, quien presentó un proyecto de ley en la que hizo saber sus propósitos de aumentar las sanciones contra Cuba a lo que se unieron también las pretensiones de Dan Burton por la Cámara de Representantes.
Desde ese momento y luego de su aprobación por el ex Presidente de Estados Unidos, William Clinton, el 12 de Marzo de 1966 entró en vigor por diversas formas sutiles o manifiestas el interés de destruir la Revolución Cubana.
Recientemente en el programa televisivo mesa redonda, Carlos Fernández de Cossío director general de EE.UU. del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba sobre la Ley Helms–Burton explicó que en el primer título se ofrece marco legal al bloqueo y se establece la extraterritorialidad del bloqueo pues se exige el cumplimiento de esta norma por otros países. En el segundo título se traza el programa tras el supuesto fin de la Revolución para restaurar el dominio imperialista en Cuba. El tercer título plantea que los demandantes de las propiedades nacionalizadas por el gobierno revolucionario al ocurrir un cambio de régimen en Cuba pueden obtener tres veces el valor original de la propiedad más una tasa adicional. Por ultimo en el título 4 se persigue sancionar a quienes entren a los EE.UU. y trafiquen con propiedades que fueron nacionalizadas.
La aplicación del título tres a partir del dos de mayo del presente año pone en evidencia la prepotencia del presidente estadounidense Donald Trump y su administración en su empeño irracional de frenar la marcha de la Revolución y como bien expresó el diplomático cubano Fernández de Cossío imposibilitar que exista una normalización en las relaciones entre las dos naciones además de diseñar un programa de intervención en Cuba que garantice el tutelaje del destino de la nación cubana por parte del gobierno de los EE.UU.
Será necesario entonces como nos sugirió Fidel en su concepto de Revolución, ’’emanciparnos por nosotros mismos, desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional; defender valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio; luchar con audacia, inteligencia y realismo, con la convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas’’.
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