Santiago de Cuba, 7 abr.— Santiago de Cuba cuna de héroes y heroínas sumó el 7 de Abril de 1930 a su lista una estrella que iluminaria con el decursar de los años la historia no solo de la ciudad sino de la Patria con el nacimiento de Vilma Lucila Espín Guillois.
Sus padres inculcaron a la niña valores éticos y morales que supo poner en práctica durante toda su vida y fue orgullo de todos quienes le conocieron.
De joven cursó estudios de ingeniería química en la Universidad de Oriente donde aseguraba surgieron sus primeras inquietudes revolucionarias en la forja de una nación, se destacó por sus luchas en pos de la independencia desde la clandestinidad, la Sierra Maestra y luego del triunfo revolucionario como miembro del Buró Político, diputada a la Asamblea del Poder Popular desde su fundación y Presidenta de la Federación de Mujeres Cubanas.
Santiago la vio crecer entre sus calles, desafiando el peligro y sus moradores aprendieron a quererla por su entrega. Desde que muy joven se opuso a los atropellos, a la matanza de jóvenes y a las injusticia de una Cuba sumida para entonces en el oprobio.
Madre de cuatro hijos supo vincular el amor y el deber sin descuidar la atención a su familia y también su lucha por la emancipación de las mujeres cubanas y la discriminación de cualquier tipo. En el ámbito internacional engrandeció a Cuba con la divulgación y defensa de las conquistas de la Revolución y múltiples propuestas para el desarrollo integral de niños y jóvenes.
Cuando este 7 de Abril la heroína arribaría a un año más de vida, su presencia física no existe; más su ejemplo como un mujer excepcional, sensible, valiente, exigente, comprometida, se aprecia en cada sitio por donde pasó en este Santiago que la vio nacer y en las mujeres que como ella emprenden cada día su jornada por un futuro mejor; así quedó Vilma en la memoria de su pueblo que la recuerda y no la olvida.
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