Por Armando Fernández Martí
Santiago de Cuba, 25 mar.— Este 25 de marzo Julio Antonio Mella cumple 116 años de vida. Y lo decimos en presente, porque de otra forma no puede hablarse de este joven revolucionario cubano que a pesar de haber vivido físicamente sólo 25 años, las huellas que dejó en el acontecer político y social de su pueblo lo hacen vivir eternamente en su corazón.
Nació en La Habana en 1903 y fue inscripto por su padre como Nicanor Portland. Julio Antonio, fue el hombre que él mismo adoptó después. Como su hermano Cecilio, fue fruto de los amores fuera de matrimonio de su padre, el dominicano Don Nicanor y de Cecilia Magdalena, una joven de 20 años de New Hampshire, Inglaterra.
De niño vivió un tiempo con su madre en Nueva Orleáns donde aprendió el idioma inglés. A los 16 años viajó a Méjico para cursar estudios en un plantel militar, lo que no logró. Con padecimiento de asma encontró Julio Antonio Mella salud en los deportes y fue destacado en algunos como el remo y la natación.
Ya en la década del veinte, Mella comienza sus estudios universitarios y en MIL 922 funda la Federación Estudiantil Universitaria, FEU, encabezando el proceso de Reforma Universitaria que tenía lugar en América Latina desde MIL 918 y que tuvo sus orígenes en Córdova, Argentina.
En 1923 conduce magistralmente el Primer Congreso Nacional Revolucionario de Estudiantes, uno de cuyos acuerdos fundamentales fue crear la Universidad Popular José Martí, que comenzó sus actividades en noviembre de ese año, dando la posibilidad de realizar estudios superiores a los obreros y las clases más humildes de la población.
En 1925 Julio Antonio Mella se había convertido en un líder político de primer orden y como integrante de la Agrupación Comunista de La Habana, junto con Carlos Baliño y otros dirigentes, funda el primer Partido Marxista-Leninista de Cuba siendo electo miembro de su Comité Central. Más tarde crea la Liga Antiimperialista y se une a la Liga Anticlerical en su lucha contra el fascismo.
Debido a sus actividades en los medios estudiantiles y obreros la vida se le hacía imposible a Mella en Cuba y por eso se ve obligado a partir hacia Méjico en calidad de exiliado. Mella fue ejemplo de revolucionario y comunista allí se integra también al Partido Comunista de ese país, siendo miembro de su comité central.
Nunca una vida tan joven fue más útil para su país y para la causa de su liberación. Por eso hasta el propio Méjico llegaron las manos asesinas de los esbirros del dictador Gerardo Machado apagando la vida de Julio Antonio Mella, el 10 de enero de 1929, creyendo que así acabarían con su ejemplo. 116 años después de su natalicio Mella vive eternamente en el corazón de su pueblo.
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