Por Kenia Tabares Robles/Foto: José Vladimir Pérez
Santiago de Cuba, 24 sep.— La bahía y la ciudad de Santiago de Cuba clasifican entre las 15 zonas identificadas en el Plan del Estado Cubano, Tarea Vida, para enfrentar el cambio climático. Al evaluar su situación actual y luego de análisis prospectivos, los resultados científicos ratifican los impactos al que está y estará sometido el ecosistema.
La Doctora en Ciencias Liliana María Gómez Lora, Coordinadora de Proyectos y Responsable del Laboratorio de Servicios Ambientales y Ecotoxicológicos del Centro Nacional de Electromagnetismo Aplicado (CNEA), afirma que la rada “es un ecosistema muy utilizado y eutrófico. Su lóbulo interior es el más contaminado y tiene una profundidad media muy baja de ocho metros”.
Dijo además que actualmente se trabaja para darle más calado, mejorar el tráfico marítimo y la prestación de sus servicios. Sin embargo, -acota la especialista-, todo esto provoca perturbaciones constantes al ecosistema y, sus capacidades de carga y auto recuperación “no llegan”.
Las instituciones científicas han respondido muy bien; pero, lo principal no es tener resultados, “sino acciones para mitigar los problemas ambientales y lograr progresivamente el saneamiento del ecosistema”, comentó.
Gómez Lora dijo además que, a nivel local y nacional se hacen esfuerzos para lograr una mejor gestión ambiental empresarial. “En la medida que las personas tengan un mejor nivel de conocimiento, mejores serán sus resultados”, aseveró.
Gestión medioambiental
La bahía como ecosistema costero, además de ser mixto, es una zona de múltiples conflictos. Allí varias instituciones locales y nacionales desarrollan investigaciones y hacen monitoreos frecuentes de las aguas alrededor de su jurisdicción. Otros centros como la Universidad de Oriente, el CITMA y el Centro de Investigaciones de Bahías de Cuba realizan un esfuerzo más intersectorial y sistemático, algo que transita por la parte financiera.
Pedro Luis Pillasqui Mauri, Especialista del Grupo de Gestión Proyecto Bahía detalló que “se ejecutan acciones e inversiones orientadas a la preservación de la salud, la calidad de vida de la población, el saneamiento ambiental y su cuenca tributaria”. También se aumentó su monitoreo en el cuerpo de agua, coordinado con el Laboratorio de Estudios Ambientales.
Otras operaciones están orientadas a la forestación de la franja hidro-reguladora, el ordenamiento del territorio y de los ecosistemas afectados en las zonas priorizadas. Aquí intervienen instituciones del estado, centros de investigaciones científicas y la población para lograr un intercambio de saberes desde el presente para garantizar el futuro, como objetivos del desarrollo sostenible.
Educación medioambiental
Aseguran especialistas que a pesar de los trabajos de gestión y las regulaciones dictaminadas por el CITMA, todavía se percibe irresponsabilidad.
“Las inversiones a veces no son aprobadas y otras no se ejecutan de una forma integral, es decir, sólo dan respuesta a un problema, no solucionan varios”, señaló Odalis González Maren, Especialista en Educación Medioambiental.
“Aún varias industrias y las poblaciones de la franca costera, vierten residuales líquidos y sólidos, muchas veces con un inadecuado tratamiento y manejo”, manifestó.
Tarea Vida tiene un amplio plan de acción, pero se necesita aglutinar esfuerzos y recursos para que las buenas intenciones lleguen a vía de “hecho”. Se dan pasos en Santiago de Cuba, pero requieren de miradas más efectivas.
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