Santiago de Cuba, 16 sep.— Después de 27 años de lucha independentista, el 16 de septiembre de 1895, fue aprobada la Constitución de Jimaguayú. Los campos de Camagüey acogieron a la oficialidad de la Guerra Necesaria, para consolidar el gobierno y las bases jurídicas del independentismo.
Este texto de 24 apartados fue formulado para el contexto bélico. Superaba a sus antecedentes en la búsqueda de la unidad y otorgaba mayor autonomía al mando militar, para asegurar la consecución de los objetivos de la cruzada mambisa.
Enarbolada en el sitio donde cayera el Mayor General Ignacio Agramonte, el 11 de mayo de 1873, la Constitución de Jimaguayú dejó plasmada la vigencia de los ideales independentistas, de soberanía, de forjar un destino propio, y de fundar una democracia verdadera.
Sin embargo, solo estuvo regente por dos años y demoró casi un siglo para ser encontrada nuevamente, en avanzado estado de deterioro.
Luego de profundas investigaciones y de retirar cerca de tres libras de papel adheridas al documento, se comprobó que no era una copia, sino el texto original de aquella Carta Magna, el que se escondía en un cuadro colocado desde 1944 en la sala de lectura del Archivo Nacional.
En 2015, fue inscrita en el Programa Memoria del Mundo de la UNESCO, como paradigma de la tradición constitucionalista que sentó, desde 1869, las bases del espíritu libertario, patrimonio de este pueblo.
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