Santiago de Cuba, 10 may.— El ajetreo de brigadas caracteriza por estos días al Corredor Patrimonial Las Enramadas, por el mantenimiento y pintura de sus fachadas, dada la proximidad de importantes celebraciones en esta ciudad, como el 26 de Julio.
Una variedad de colores distingue los inmuebles, en correspondencia con el estilo arquitectónico para exaltar sus valores.
Vecinos y transeúntes reconocen que esas acciones embellecerán la populosa arteria, como es el caso de Berenice Acosta, quien reside en la vivienda 518 (altos) hace 58 años.
Ha sido para bien todo lo hecho en Enramadas, ahora peatonal, y con los trabajos actuales está quedando muy bonita, lo cual debe estar aparejado con una mayor exigencia en la disciplina social para cuidar todo lo nuevo que le aporta este proyecto, precisó.
Con 1,5 kilómetros de extensión desde la Plaza de Marte hasta la Avenida Jesús Menéndez, muy cerca del mar, es la vía más concurrida en Santiago de Cuba por las numerosas ofertas gastronómicas, comerciales, culturales y de esparcimiento.
Al celebrarse el aniversario 500 de la fundación de la villa, en julio del 2015, muchas ideas se materializaron por la Oficina del Conservador para la reanimación urbana y el reordenamiento de locales y servicios, tarea que continúa.
En estos tres años reabrieron dos emblemáticas instalaciones turísticas: El Gran Hotel y El Imperial, este último considerado una joya del estilo ecléctico en Cuba.
Igualmente, un centro tecnológico recreativo, otros para el disfrute de la música cubana a cargo de los Estudios Siboney de la EGREM y un amplio espacio techado para los artesanos, al tiempo que se ubicaron pantallas, pizarras lumínicas con la cartelera cultural, macetas gigantes con plantas y papeleras.
Como nuevo en esa arteria se anuncia el rescate del Salón del Son y dotar de tecnología de punta al Museo Tomás Romay para el mayor conocimiento de la naturaleza.
El nombre oficial de esa vía es José Antonio Saco, mientras la denominación de Enramadas se remonta a la época colonial.
Según crónicas de la época, fue bautizada con ese nombre ya que a mediados del siglo XVIII la población religiosa realizaba procesiones por ese camino y los vecinos construyeron enramadas de guano para adornar y mitigar el fuerte sol.
El compositor cubano Pedro Gómez dedicó a esa calle una pieza musical, que popularizó el Conjunto Son 14.
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