Santiago de Cuba, 16 dic.— Maestros santiagueros que ejercieron en las montañas en los primeros años del triunfo de la Revolución cubana, fueron homenajeados, en esta urbe, donde destacaron la impronta del líder de la Revolución Fidel Castro, a quien calificaron como el educador mayor.
Con una edad avanzada, pero muy felices
de su obra, ellos se abrazaron y evocaron anécdotas que reafirmaron el
cumplimiento de una tarea de todo el pueblo, cuando el Comandante en
Jefe hizo un llamado y la juventud respondió para llevar la luz del
saber a todas partes.
Migdalia Escudero, presidenta de la Asociación de Pedagogos en el territorio, destacó en la actividad de reconocimiento que los alfabetizadores, maestros voluntarios y jóvenes graduados del Instituto Pedagógico Antón Makarenko, de Tarará, (conocidos como "makarenkos") fueron los protagonistas del inicio de las transformaciones en la Educación y la Cultura en el país.
Momento de singular patriotismo fue la intervención de Mireya Ochoa, compañera de estudios de Frank País García en la Escuela Normal para Maestros de Oriente, en esta ciudad, desde 1949 a 1953. Ochoa mostró emocionada el uniforme usado en aquellos tiempos y fotos de los egresados donde se ve al joven santiaguero, devenido Jefe de Acción y Sabotaje del Movimiento 26 de Julio, y relató las jornadas vividas desde el Club Martiano al cual pertenecían, siguiendo las doctrinas del Maestro.
Fueron estimulados, especialmente, Nora Pierre, maestra normalista, alfabetizadora, fundadora y directora por años de la Ciudad Escolar 26 de Julio; Elsa Lidia Salazar, maestra del Ejército Rebelde que enseñó en los sitios rurales liberados desde 1958, y Carlos Sarabia, quien dirigió la Campaña de Alfabetización en la zona oriental.
José Ramón Pérez, del grupo de los "makarenkos" ubicados en lugares intrincados y montañosos, destacó la emoción del reencuentro, de los compromisos cumplidos, del disfrute de una vida plena y digna, posible por la guía de Fidel de una Revolución que les abrió el camino a los analfabetos, entre otros muchos beneficios.
Culturalmente las piezas presentadas rememoraron el surgimiento del manual Alfabeticemos y la cartilla Venceremos, a la vez que recordaron los nombres de los mártires Manuel Ascunce Domenech y Conrado Benítez, así como de José Martí y Rafael María de Mendive, a quienes dedican la Jornada por el Día del Educador, este 22 de diciembre.
El compromiso de los futuros educadores con el legado de Fidel y el principio martiano de “Ser cultos para ser libres” y de preservar las conquistas del país, fue expuesto por una estudiante en formación de Pedagogía.
También significó los logros de la Educación cubana, luego de 1961, que trascienden las fronteras mediante los programas Yo sí puedo y otros, precisó.
Migdalia Escudero, presidenta de la Asociación de Pedagogos en el territorio, destacó en la actividad de reconocimiento que los alfabetizadores, maestros voluntarios y jóvenes graduados del Instituto Pedagógico Antón Makarenko, de Tarará, (conocidos como "makarenkos") fueron los protagonistas del inicio de las transformaciones en la Educación y la Cultura en el país.
Momento de singular patriotismo fue la intervención de Mireya Ochoa, compañera de estudios de Frank País García en la Escuela Normal para Maestros de Oriente, en esta ciudad, desde 1949 a 1953. Ochoa mostró emocionada el uniforme usado en aquellos tiempos y fotos de los egresados donde se ve al joven santiaguero, devenido Jefe de Acción y Sabotaje del Movimiento 26 de Julio, y relató las jornadas vividas desde el Club Martiano al cual pertenecían, siguiendo las doctrinas del Maestro.
Fueron estimulados, especialmente, Nora Pierre, maestra normalista, alfabetizadora, fundadora y directora por años de la Ciudad Escolar 26 de Julio; Elsa Lidia Salazar, maestra del Ejército Rebelde que enseñó en los sitios rurales liberados desde 1958, y Carlos Sarabia, quien dirigió la Campaña de Alfabetización en la zona oriental.
José Ramón Pérez, del grupo de los "makarenkos" ubicados en lugares intrincados y montañosos, destacó la emoción del reencuentro, de los compromisos cumplidos, del disfrute de una vida plena y digna, posible por la guía de Fidel de una Revolución que les abrió el camino a los analfabetos, entre otros muchos beneficios.
Culturalmente las piezas presentadas rememoraron el surgimiento del manual Alfabeticemos y la cartilla Venceremos, a la vez que recordaron los nombres de los mártires Manuel Ascunce Domenech y Conrado Benítez, así como de José Martí y Rafael María de Mendive, a quienes dedican la Jornada por el Día del Educador, este 22 de diciembre.
El compromiso de los futuros educadores con el legado de Fidel y el principio martiano de “Ser cultos para ser libres” y de preservar las conquistas del país, fue expuesto por una estudiante en formación de Pedagogía.
También significó los logros de la Educación cubana, luego de 1961, que trascienden las fronteras mediante los programas Yo sí puedo y otros, precisó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario