Santiago de Cuba, 12 dic.—Una incertidumbre lógica se adueñó del joven revolucionario santiaguero Frank País García y de otros integrantes de la Dirección Nacional del Movimiento 26 de Julio, entre ellos, Haydée Santamaría y Armando Hart Dávalos, presentes en Santiago de Cuba, por no conocer la información exacta de lo sucedido tras el desembarco de la expedición del Granma y de la suerte corrida por Fidel y sus demás acompañantes.
Hasta esta fecha solo se conocía lo que
divulgaban los partes ofrecidos por el ejército de la dictadura
batistiana a través de la prensa nacional, señalando que la expedición
había sido liquidada y muerto en combate su jefe, el Doctor Fidel Castro
Ruz.
No fue hasta el 12 de diciembre de 1956, hace hoy 61 años, que se pudo conocer de primera mano lo ocurrido tras el desembarco, cuando llegó a Santiago de Cuba el expedicionario Emilio Albentosa, quien había sido herido de gravedad en el cuello durante el combate de Alegría de Pío, logrando evadirse de la zona y ser atendido por un médico revolucionario de Niquero que lo remitió con otro galeno a esta ciudad por el delicado estado de salud del combatiente.
Al llegar a Santiago, al hogar de la conocida revolucionaria Cayita, Albentosa pidió entrevistarse con Haydée Santamaría y posteriormente lo hizo con Frank País y Armando Hart. Aunque el expedicionario desconocía lo sucedido con Fidel después de Alegría de Pío se llegó a la conclusión de que podía estar vivo, porque de lo contrario la dictadura habría presentado su cadáver como un trofeo de guerra.
La esperanza de que Fidel estuviera vivo animó a Frank País y demás revolucionarios del Movimiento 26 de Julio, que trataron por todos los medios de confirmar esa noticia, en tanto que comenzaron a prepararse para brindar todo el apoyo necesario a la guerrilla si esta llegaba a establecerse en la Sierra Maestra, que era el objetivo supremo de la expedición.
Tendrían que pasar varios días más para que se confirmara la noticia de que Fidel estaba vivo con la llegada a Santiago de un mensajero enviado por el líder revolucionario desde la Sierra Maestra con una carta para Frank, lo que provocó según testigos una explosión de alegría en el joven revolucionario santiaguero.
No fue hasta el 12 de diciembre de 1956, hace hoy 61 años, que se pudo conocer de primera mano lo ocurrido tras el desembarco, cuando llegó a Santiago de Cuba el expedicionario Emilio Albentosa, quien había sido herido de gravedad en el cuello durante el combate de Alegría de Pío, logrando evadirse de la zona y ser atendido por un médico revolucionario de Niquero que lo remitió con otro galeno a esta ciudad por el delicado estado de salud del combatiente.
Al llegar a Santiago, al hogar de la conocida revolucionaria Cayita, Albentosa pidió entrevistarse con Haydée Santamaría y posteriormente lo hizo con Frank País y Armando Hart. Aunque el expedicionario desconocía lo sucedido con Fidel después de Alegría de Pío se llegó a la conclusión de que podía estar vivo, porque de lo contrario la dictadura habría presentado su cadáver como un trofeo de guerra.
La esperanza de que Fidel estuviera vivo animó a Frank País y demás revolucionarios del Movimiento 26 de Julio, que trataron por todos los medios de confirmar esa noticia, en tanto que comenzaron a prepararse para brindar todo el apoyo necesario a la guerrilla si esta llegaba a establecerse en la Sierra Maestra, que era el objetivo supremo de la expedición.
Tendrían que pasar varios días más para que se confirmara la noticia de que Fidel estaba vivo con la llegada a Santiago de un mensajero enviado por el líder revolucionario desde la Sierra Maestra con una carta para Frank, lo que provocó según testigos una explosión de alegría en el joven revolucionario santiaguero.
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