Texto y Foto Esperanza Castellanos
Santiago de Cuba, 1 nov.— Desde hace 30
años un danés visita Cuba. Sven Erick Simons cuenta que su curiosidad
por conocer este país comenzó a finales de los años 80 cuando se
recrudecía la situación socioeconómica de Cuba y luego en los años 90
con el derrumbe del campo Socialista.
Admirador de la fortaleza del pueblo y el gobierno cubanos para seguir adelante con la Revolución a pesar de los obstáculos del imperialismo, ha dedicado parte de su vida a apoyar a Cuba, de diferentes maneras.
Sven ha viajado con frecuencia a varias provincias cubanas con el objetivo de aproximarse a la realidad del pueblo y compartir toda esa experiencia con otros daneses que, igual que él, solo conocían el lado oscuro de la Cuba que atravesaba entonces el conocido período especial.
Fundador del primer grupo de Solidaridad con Cuba, que incluía entonces apenas 8 miembros, realizó algunos donativos para comunidades de difícil acceso y a centros culturales en el centro y occidente del país.
Santiago de Cuba le abrió sus puertas por primera vez en 1996 y desde entonces continúa estando entre los lugares preferidos. Durante su última visita a esta urbe Erick, llegó acompañado de 36 miembros de la Asociación de Solidaridad con Cuba.
Vecinos de la comunidad Mariana de la Torre recibieron a la delegación de solidaridad, con canciones y poesías en la interpretación de la nueva generación de cubanos y cubanas quienes además, le regalaron a los visitantes una postal que les recuerda su paso por esta oriental provincia.
Admirador de la fortaleza del pueblo y el gobierno cubanos para seguir adelante con la Revolución a pesar de los obstáculos del imperialismo, ha dedicado parte de su vida a apoyar a Cuba, de diferentes maneras.
Sven ha viajado con frecuencia a varias provincias cubanas con el objetivo de aproximarse a la realidad del pueblo y compartir toda esa experiencia con otros daneses que, igual que él, solo conocían el lado oscuro de la Cuba que atravesaba entonces el conocido período especial.
Fundador del primer grupo de Solidaridad con Cuba, que incluía entonces apenas 8 miembros, realizó algunos donativos para comunidades de difícil acceso y a centros culturales en el centro y occidente del país.
Santiago de Cuba le abrió sus puertas por primera vez en 1996 y desde entonces continúa estando entre los lugares preferidos. Durante su última visita a esta urbe Erick, llegó acompañado de 36 miembros de la Asociación de Solidaridad con Cuba.
Vecinos de la comunidad Mariana de la Torre recibieron a la delegación de solidaridad, con canciones y poesías en la interpretación de la nueva generación de cubanos y cubanas quienes además, le regalaron a los visitantes una postal que les recuerda su paso por esta oriental provincia.
"Regresar a Santiago es siempre descubrir algo nuevo, solemne. Uno de los momentos más queridos por nuestra delegación en este viaje, es precisamente, llegar hasta el Cementerio Santa Ifigenia, donde descansan los restos de quien, para mí, fue un hombre glorioso, lleno de conocimiento, fuerza, valentía. Fidel Castro Ruz uno de los líderes más importantes de América Latina que trasciende fronteras.
También hemos podido reunirnos en jornadas de trabajo con los jóvenes y trabajadores santiagueros. Es un orgullo ver cómo se unen, cómo logran hacer una Revolución para todos".
Catorce veces ha estado en Santiago de Cuba fortaleciendo los lazos de amistad entre Dinamarca y Cuba.
“Cuba se ha ganado un lugar en el mundo, un lugar para quienes entienden que la paz es el único camino de todas las naciones. Nosotros Rechazamos la brutal política de Trump con respecto a Cuba, estamos en desacuerdo con el bloqueo impuesto a la isla y nos sumamos a la petición del gobierno y pueblo cubano, a la devolución de la ilegal base naval de Guantánamo, donde se acometen atrocidades y es una violación a los derechos humanos”, fueron algunas de las palabras de Sven Erick para nuestro sitio.
Presidente de la Asociación de solidaridad con Cuba en Dinamarca, Sven ha estado 14 veces en esta ciudad y asegura que Santiago, ahora más que nunca, se convierte en un espacio necesario para el intercambio entre los pueblos donde la historia que aguarda esta tierra constituye un ejemplo en el mundo.
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