Por qué marchamos cada 30 de Julio

Por Lourdes Palau Vázquez

Santiago de Cuba, 27 jul.— Por estos días en que Frank País García se nos hace más próximo por el aniversario 60 de su asesinato en las calles de Santiago junto a su compañero de lucha Raúl Pujols comprendo con mayor nitidez porque el pueblo de Santiago desde entonces rinde tributo con todo el sentimiento a flor de piel.

El homenaje lo inició el movimiento clandestino el propio 31 de julio de 1957 cuando con el permiso de Doña Rosario, la madre de Frank, lo vistieron con el uniforme verde olivo, le pusieron el brazalete rojo y negro del 26 de Julio en el pecho y le ascendieron con grados militares de Comandante.

La fecha quedó grabada para siempre en la historia hermosa de un Santiago que vio como uno de sus hijos más querido entregó la vida por la libertad y a decir de sus compañeros del movimiento 26 de Julio desde el ataúd dirigió su ultimo combate con un pueblo que marchó respetuoso y combativo ante los féretros de Frank y Pujol. Los cortejos fúnebres salieron a las dos de la tarde, el de Frank por la calle Heredia rumbo al Parque Céspedes a unirse con el de Pujols en San Pedro y Heredia y así por toda la calle San Pedro ir hasta el Paseo Martí y de ahí para San Pedrito rumbo al cementerio.

Una masa compacta de pueblo de diversas razas, sexos, profesiones y credos llevaban en sus hombres los cadáveres amados de la Patria bajo una lluvia de pétalos de rosas, gritando Revolución, Revolución, entonando las notas del himno nacional y gritando a los esbirros asesinos, en una demostración hasta hoy impresionante de duelo y apoyo a la Revolución y a los héroes y mártires de la patria.

Luego del triunfo revolucionario a propuesta del Comandante en jefe Fidel Castro se decide que sea el 30 de Julio, fecha del asesinato de Frank y Pujols, el día de los mártires de la patria y reeditar cada año aquella manifestación ya en un país libre y soberano. Desde entonces la respuesta no se hizo esperar, a las calles volvemos en representación de toda Cuba en una expresión única de autenticidad, identidad y amor.