Santiago de Cuba, 19 juL.— Héctor Rodríguez conoce muchas historias antiguas… de cuando los encantos de Santiago de Cuba eran corales de una gran bahía sumergida en el Caribe.
Estos secretos tienen miles de millones
de años. Héctor no ha vivido tanto tiempo, pero encuentra en el presente
la clave para entender el pasado. Es esta una de las razones por la que
la Sociedad Cubana de Geología, decidió otorgarle el Premio Nacional de
Geología “Jesús Francisco de Albear”.
Para este santiaguero, que presume de su única sanción causada por trabajar en exceso, un premio así es el resultado de haber asumido la ciencia desde una vocación de servicio. Tvsantiago conversó con él en exclusiva:
“Realmente fue el momento histórico, afirma el Doctor Rodríguez. Todos los geólogos de esos tiempos aportamos mucho porque estábamos incrementando el conocimiento geológico del país. Yo comienzo a trabajar en el año 1979. En ese tiempo teníamos el mapa geológico del país 1:250 000; se trabajaban los levantamientos geológicos 1:50 000 en zonas montañosas, no se pensaba en tener 1:100 000.
En el caso mío me ubican en la prospección de yacimientos de níquel. Estábamos estudiando los yacimientos de níquel desde la búsqueda, hasta la exploración detallada, preparando las reservas que avalaban las inversiones en las industrias”.
Sin embargo, para la mayoría de los santiagueros es difícil ver la geología como algo cercano a su vida cotidiana:
“Y no son solo los santiagueros. La geología es algo que anda silente. El lema de la Sociedad Cubana de Geología es «Las geociencias al servicio de la sociedad y el desarrollo», es decir, que no tenemos otra misión que esa y, por lo tanto, está muy presente en los materiales de construcción, los metales, o los minerales que son para la exportación y la obtención de divisas”, abundó Héctor.
Cuando se recibe un premio como este, normalmente nos lleva a hacer un balance de nuestra vida y nuestro trabajo, ¿cómo percibe usted entonces “la obra de su vida” en estos momentos?
“Eso suena un poco grandilocuente… pero a mí me sabe a puerta abierta. Estaba un poco dormido y me ha despertado. He visto que hay muchas cosas por hacer, por ejemplo dar cultura sobre la geología. Tengo una cantidad de cosas que creo que voy a tener que transitar otra obra de la vida”.
Para este santiaguero, que presume de su única sanción causada por trabajar en exceso, un premio así es el resultado de haber asumido la ciencia desde una vocación de servicio. Tvsantiago conversó con él en exclusiva:
“Realmente fue el momento histórico, afirma el Doctor Rodríguez. Todos los geólogos de esos tiempos aportamos mucho porque estábamos incrementando el conocimiento geológico del país. Yo comienzo a trabajar en el año 1979. En ese tiempo teníamos el mapa geológico del país 1:250 000; se trabajaban los levantamientos geológicos 1:50 000 en zonas montañosas, no se pensaba en tener 1:100 000.
En el caso mío me ubican en la prospección de yacimientos de níquel. Estábamos estudiando los yacimientos de níquel desde la búsqueda, hasta la exploración detallada, preparando las reservas que avalaban las inversiones en las industrias”.
Sin embargo, para la mayoría de los santiagueros es difícil ver la geología como algo cercano a su vida cotidiana:
“Y no son solo los santiagueros. La geología es algo que anda silente. El lema de la Sociedad Cubana de Geología es «Las geociencias al servicio de la sociedad y el desarrollo», es decir, que no tenemos otra misión que esa y, por lo tanto, está muy presente en los materiales de construcción, los metales, o los minerales que son para la exportación y la obtención de divisas”, abundó Héctor.
Cuando se recibe un premio como este, normalmente nos lleva a hacer un balance de nuestra vida y nuestro trabajo, ¿cómo percibe usted entonces “la obra de su vida” en estos momentos?
“Eso suena un poco grandilocuente… pero a mí me sabe a puerta abierta. Estaba un poco dormido y me ha despertado. He visto que hay muchas cosas por hacer, por ejemplo dar cultura sobre la geología. Tengo una cantidad de cosas que creo que voy a tener que transitar otra obra de la vida”.
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