Plaza de la revolución

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lunes, 12 de junio de 2017

Santiago de Cuba: un renovado museo a cielo abierto

Por Aida Quintero Dip

Santiago de Cuba, 12 jun.— Santiago de Cuba, de las siete primeras villas fundadas por Diego Velázquez, en 1515, tan cubanísima como caribeña, hechiza a los visitantes y a los que la habitan por sus tipologías arquitectónicas, valores histórico-patrimoniales e idiosincrasia de su gente. No se equivocan quienes la consideran un gran museo a cielo abierto, que aviva su acervo en cada época y cada generación para otorgarle esa majestuosidad que la distingue y la honra.
 
La Patria la ha dignificado con sus condecoraciones más altas: Título Honorífico de Héroe de la República de Cuba y la Orden Antonio Maceo de las manos de Fidel.
 
Tierra “donde no hay una piedra que no haya sido pedestal de un héroe”, conserva las particularidades urbanísticas y arquitectónicas heredadas a través de los años, una mezcla española, africana y francesa, con su casco histórico de sitios y ambientes muy propios, de alto valor monumental.
 
Ahí está el Castillo del Morro San Pedro de la Roca, Patrimonio de la Humanidad, que integra un sistema de fortificaciones coloniales alrededor de la bahía;  su Ayuntamiento,  uno de los primeros de América emplazado por Hernán Cortés, donde Fidel y los barbudos rebeldes anunciaron la libertad en 1959,  e importantes museos como el Bacardí, primero fundado en Cuba.
 
Cual reliquia de los que nacieron después para perpetuar la epopeya está el Museo 26 de Julio, en el antiguo Cuartel Moncada, convertido en una ciudad escolar donde aprenden cada día cientos de niños de la enseñanza primaria.
 
Sitio muy venerado: su cementerio Santa Ifigenia, Monumento Nacional, atesora los restos del Héroe Nacional José Martí, de veteranos de la guerra independentista, mártires de la gesta de 1953 en el Moncada, de la clandestinidad y de toda la etapa de lucha insurreccional e internacionalistas.
 
Y desde el cuatro de diciembre de 2016 creció la dimensión de este altar de la Patria, al guardar en un monolito las cenizas del eterno líder de la Revolución cubana Fidel Castro, para estar bien cerca de otros dos fundadores de la nación cubana: Martí y Carlos Manuel de Céspedes.
 
Andar por su Plaza de Marte, Parque Céspedes, Paseo Martí, Avenida de los Libertadores, Plaza de la Revolución es beber de la savia de Antonio Maceo, Guillemón Moncada, Mariana Grajales, Frank País y tantos otros que saludan desde la heroicidad y la rebeldía.
 
La historia ya escribió su nombre en el corazón de la tierra. Cantarle es poco, lo que hace falta es quererla siempre y entregarle el sudor y la sangre cuando haga falta, como dijo el poeta.
 
Porque Santiago no es sólo museos y gloriosa historia, vibra  al compás de estos tiempos, con sus puertas siempre abiertas a la guitarra y sus casas que nunca se cerraron para dar abrigo a los revolucionarios perseguidos por sus acciones insurrectas.
 
Santiago es épica, una simbiosis de música, poesía y leyenda que llegó plena, vigorosa, renovada a sus 500 años de historia, en julio de 2015, dejando atrás las huellas del devastador huracán Sandy, en octubre de 2012.  

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