Santiago de Cuba, 7 abr.— Así se me ocurre nombrar a una santiaguera hermosa de pelo suave como las reinas, esbelta como las palmas y dulce como la miel, que el 7 de Abril de 1930 vino al mundo para prestigiar su sexo, para ser inspiración, esperanza, encanto y luz.
Cuando joven supo enfrentar una sociedad
desigual de prejuicios y restricciones para las mujeres y así pudo y se
hizo Ingeniera Química en la Universidad de Oriente cuando esa carrera
la cursaban fundamentalmente hombres, practicó deportes, cantó en la
coral universitaria y participó en manifestaciones.
Su disposición y entrega por la causa revolucionaria llevaron a aquella doncella rebelde de Santiago a ingresar en el Movimiento 26 de Julio, convirtiendo su casa en un fortín de la clandestinidad, fue nombrada por Frank País García coordinadora provincial de esa fuerza en la región oriental de la isla donde asumió grandes responsabilidades, que ocupó siempre con entrega.
Cuando las fuerzas represivas la perseguían noche y día por haberse convertido en una flamante llama en Santiago de Cuba recibió la orientación de subir a la Sierra Maestra para preservar su vida, su desempeño fue el esperado, una excelente guerrillera.
Y así Vilma Espín Guillois, la doncella rebelde, fue creciendo con su ejemplo y la sorprendió un Primero de Enero que dio libertad definitiva, escuelas, hospitales, derechos y emprendió nuevas batallas ya no solo como combatiente sino también como esposa, madre y luego abuela.
A la Federación de Mujeres Cubanas organización que fundó dedicó mucho de su preciado tiempo para contribuir a organizar a las cubanas, prepararlas cultural y socialmente y así se le vio junto a las campesinas, las artistas, las científicas solicitándoles luchar por la emancipación e igualdad social y desde su esfuerzo forjar la sociedad que soñamos.
Hoy cuando cumpliría 87 años de fructífera existencia se multiplica desde la inmortalidad aquella doncella rebelde que nos mostró el camino de la libertad, dejándonos su ejemplo imperecedero en millones de muchachas revolucionarias que con sus propias manos hacen de sus sueños una realidad.
Su disposición y entrega por la causa revolucionaria llevaron a aquella doncella rebelde de Santiago a ingresar en el Movimiento 26 de Julio, convirtiendo su casa en un fortín de la clandestinidad, fue nombrada por Frank País García coordinadora provincial de esa fuerza en la región oriental de la isla donde asumió grandes responsabilidades, que ocupó siempre con entrega.
Cuando las fuerzas represivas la perseguían noche y día por haberse convertido en una flamante llama en Santiago de Cuba recibió la orientación de subir a la Sierra Maestra para preservar su vida, su desempeño fue el esperado, una excelente guerrillera.
Y así Vilma Espín Guillois, la doncella rebelde, fue creciendo con su ejemplo y la sorprendió un Primero de Enero que dio libertad definitiva, escuelas, hospitales, derechos y emprendió nuevas batallas ya no solo como combatiente sino también como esposa, madre y luego abuela.
A la Federación de Mujeres Cubanas organización que fundó dedicó mucho de su preciado tiempo para contribuir a organizar a las cubanas, prepararlas cultural y socialmente y así se le vio junto a las campesinas, las artistas, las científicas solicitándoles luchar por la emancipación e igualdad social y desde su esfuerzo forjar la sociedad que soñamos.
Hoy cuando cumpliría 87 años de fructífera existencia se multiplica desde la inmortalidad aquella doncella rebelde que nos mostró el camino de la libertad, dejándonos su ejemplo imperecedero en millones de muchachas revolucionarias que con sus propias manos hacen de sus sueños una realidad.
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